Fue una de las grandes supermodelos españolas de la década de los 90 que se reconvirtió en la presentadora con la llegada del nuevo milenio. A sus 52 años mantiene intacta la belleza que la hizo un emblema de las pasarelas y ejerce de colaboradora en la televisión catalana y continúa ejerciendo como maniquí. Sin embargo su gran éxito vital no es profesional, sino personal: casada desde hace 29 años, es madre de cuatro mujeres de bandera.
Judit y su marido, el abogado Eduardo Vicente, residen en un hermoso casoplón en Barcelona en el que han invertido los ahorros de toda una vida. "Está en Barcelona y es abierta, luminosa, práctica y con jardín, pensada para una familia numerosa”, explica. Y es que la pareja tiene cuatro hijas que son jóvenes adultas: María, de 24 años; Clara, de 22; Romita, de 21 y Paula, que con 16 años está estudiando en Canadá y a la que ha ido a visitar recientemente.
“No hay secretos ni fórmulas: un matrimonio funciona o no funciona. Eduardo y yo somos dos personas que, una vez pasado el enamoramiento de los primeros años, siguen avanzando por el mismo camino y juntos con los mismos principios y valores”, explicaba hace unos años.
Aunque Judit no ha dejado nunca de trabajar, la maniquí aprovecha los parones profesionales para disfrutar de sus dos grandes pasiones: la montaña y el arte. En su Instagram publica con cierta frecuencia fotos de sus rutas de senderismo y jornadas de esquí con las que disfruta como una niña.
La otra gran afición de la modelo son las antigüedades: “Sobre todo las de otras culturas. Mis favoritas son unas lámparas indias con pequeños cristales incrustados; las descubrimos por casualidad en el Borne de Barcelona. Me atrae el toque étnico, su contraste es atractivo”, explica. Otra de sus pasiones es la gastronomía: Judit es buena cocinera y mejor comensal a la que le pirra un buen plan gourmet.
Judit también ejerce de presidenta de la Fundación Ared, encargada de la inclusión y formación de personas que necesitan una segunda oportunidad: ciudadanos procedentes de centros penitenciarios o servicios sociales que necesitan incorporarse al mercado laboral. Además, la modelo ha trabajado en un sin fin de actividades con Intermón o la Fundación Vicente Ferrer.
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