Este sábado se cumplen 25 años de la muerte de Lola Flores. En este cuarto de siglo la figura de 'La Faraona' no ha dejado de seguir vigente. Sus momentazos y declaraciones siguen presentes en nuestras vidas en forma de meme, de story de Instagram o incluso como coletilla en nuestro habla cotidiana. Repasamos hoy las grandes contribuciones a la cultura pop que la gran estrella de Jerez dejó como parte de su infinito legado.
Ni Rosalía, ni Bad Gyal ni La Zowi ni pepinillos en vinagre. La primera trapera de este país fue Lola Flores. Ella fue la primera en lucir el chándal con joyas, en hacer rapsodas sobre sintetizadores con el temazo (“Ay Alvariño”) que rezaba “es besucón y muy fogoso, toma coca y bebe anís, es el rey de los mafiosos que es lo que me gusta a mí”. Todas las que vais de modernas, poneos a la cola. O mejor aún, una bata de ídem.
Lola Flores fue una adelantada a su tiempo. En los años 80, el Ministerio de Hacienda del Gobierno de Felipe González le buscó las cosquillas y la intérprete de “Ay Pena, Penita Pena” tuvo que hacer frente a un importante desembolso económico para hacer frente a sus deudas con el fisco. Le llegaron a pedir 300 millones de pesetas y Lola hizo un llamamiento a la economía colaborativa varias décadas antes de que se inventasen las plataformas de mecenazgo colecitivo: “Si una peseta diera cada español... pero no a mí, a donde tienen que darla. Quizás saldría de la deuda”, dijo. Genio y Figura.
Las folclóricas ocuparon en la mercadotecnia gay el puesto que luego reivindicarían Cher, Madonna, Alaska o Lady Gaga. En el caso de Lola Flores, no sólo defendió a muerte a sus seguidores homosexuales (y transexuales) sino que fue la primera en normalizar las relaciones lésbicas hablando de ellas en primera persona. “¿Quién no se ha dado un pipazo con una buena amiga?”, se preguntaba en “El Coraje de Vivir”, un programa de televisión donde repasaba su biografía.
Si pensaban que esas fotos de paparazzi en las que todo el mundo está compinchado es algo de nuestra época están muy equivocados. Lola Flores fue una de las primeras en orquestar un falso robado por parte de la prensa del corazón. Fue en 1983 y en las páginas de la revista Interviú. La desaparecida cabecera publicaba unas esperadas fotografías en top less de “La Faraona” captadas presuntamente sin su consentimiento pero que realmente formaban parte de un pacto secreto entre la artista y el histórico semanario.
Historia de la televisión española es el momento que le lio a José María Íñigo cuando perdió un pendiente en una actuación del programa “Aplauso”. En uno de sus movimientos viscerales, perdió uno de las joyas que adornaban sus orejas y no tuvo reparo en paralizar el programa, que se emitía en directo, para buscarlo. Viendo que no aparecía, Lola decidió terminar su actuación, no sin antes pedir colaboración al públcio allí presente: “Ustedes me lo vais a devolver porque mi trabajito me costó”, exclamó mientras suplicaba al presentador del espacio: “Iñigo, mi pendiente no lo quiero perder”. Años después, aseguró en una entrevista que el pendiente había sido devuelto.
Otro momento épico que Lola ha dejado para la posteridad fue su arrebato contra la horda de ciudadanos que se autoinvitaron a la boda de Lolita en la Iglesia de la Encarnación de Marbella. El aforo en templo era tres veces el permitido y aquello parecía más un mercadillo que un lugar de culto. Ni corta ni perezosa Lola se dirigió a la multitud superada por la situación: “Mi hija no se puede casar. Así que si me queréis a mí, marcharse. ¡Si me queréis algo, irse!”. No cabe duda de que la querían, pero no se fueron.
No hay Nochevieja en la que no te envíen una decena de Whatsapp y no veas en medio centenar de ‘stories’ de Instagram la felicitación que Lola Flores hizo a los españoles en 1974. La Faraona deseaba un nuevo año “que no se puede aguantar” y nos animaba a beber a la voz de “venga esa copa, pa arriba”.
El encuentro que Lola tuvo con otra grande de la tonadilla, Rocío Jurado, dejó otro momentazo que será recordada para los restos. “Eres una piedra dura de Chipiona que no se puede aguantar” le dijo a “La Faraona” a “La Más Grande” después de que la madre de Rociíto le cantase en un homenaje televisado. El encuentro es un momentazo irrepetible: se piropearon, se cantaron, se abrazaron, clamaron a Altísimo… ¡Y Viva España!
Otro de los puntos en los que Lola Flores fue una visionaria fue en la manera de explotar su propia imagen. Como si fuera una versión cañí de la Barbie, en el año 1986 llegó a las jugueterías españolas la muñeca oficial Lola Flores. Se podía adquirir con distintos trajes y venía firmada por la marca “Marín”, la fábrica de muñecas folclóricas que adornaban las televisiones del país.
Acabamos por este repaso con la definición que hizo el New York Times de “La Faraona”. La manera en la que la describió con motivo de la actuación que hizo en el Madison Square Garden de Nueva York se convirtió en el mejor reclamo de marketing de la historia: "No canta ni baila, pero no se la pierdan".
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