Toros, mujeres y amigo de Picasso y de Franco: Luis Miguel Dominguín, el patriarca de los Bosé
En nuestro país tenemos una serie de sagas familiares con especial solera que siempre copan la atención mediática. Generación tras generación, sus miembros protagonizan portadas, reportajes y llenan las páginas y las escaletas de los programas de corazón. Una de ellas es la de los Dominguín-Bosé. En varias ocasiones, su miembro más visible, el mito e icono Miguel Bosé, ha hablado de la figura de su padre. Pero, ¿quién fue aquel torero que enamoró a Ava Gadner y se codeaba con Franco y con Picasso?
Luis Miguel Dominguín nació en Madrid el año 1926 y fue miembro de una familia de gran raigambre torera que llegó a convertirse en una de las mayores leyendas de la Fiesta Nacional. Sin embargo, su fama trascendió el ámbito taurino. Lo tenía todo: arte, planta y desparpajo. Su amistad con importantes personajes de la época como Pablo Picasso y su competencia con Antonio Ordóñez forjaron la leyenda
El papel cuché del franquismo tenía en su figura un personaje ideal con el que llenar sus páginas. Fue el primer Conde Lequio, el precursor de los Escassis y los Colates: Mujeriego empedernido, Dominguín enamoró a figuras tan dispares como María Feliz, Ava Gadner, Lana Turner, Rita Hayworth o Lauren Bacall. Cuenta la leyenda que después de retozar con Ava Gadner, el torero se vistió rápidamente ante los ojos de incredulidad de la actriz, que le preguntó a donde iba: “No merece la pena conquistar a una mujer de primera si después no se lo puedes contar a los amigos”, le respondió. Genio y figura.
El torero se casó en Las Vegas con Lucía Bosé en 1955. Meses más tarde lo haría en España y por la Iglesia, parece que tan sólo para que Franco le siguiese invitando a sus célebres cacerías. Sin embargo, Dominguín no entendía de fidelidad y, a pesar de su estado civil, todo apunta a que las mujeres en la vida del torero continuaron desfilando. La pareja tuvo cuatro hijos: Miguel, Paola, Lucía y Juan Lucas, que falleció al mes de nacer debido a un virus.
Paola y Lucía adoraban a su padre, sin embargo, la relación del maestro con su hijo Miguel fue especial. El torero estaba acostumbrado a un ambiente completamente opuesto al de su hijo y el cantante encontrase refugio en su madre. Sin embargo, en los últimos años del torero, todo esto quedaría atrás y acabarían entendiéndose.
Según contó la propia Lucía en innumerables ocasiones. la infidelidad de Luis Miguel Dominguín con su prima, Mariví Dominguín colmó su paciencia y llegó a prenderle fuego a la casa familiar que tenían en Somosaguas. Lucía tomó la decisión de separarse en 1967, en una España que todavía no permitía el divorcio. “De la misma forma en la que tuve valentía para casarme con él, también la tuve para decirle vete a la mierda”, contaba.
Aquella historia de amor fue especialmente polémica en la sociedad de los 60 españoles: dos primos, con gran diferencia de edad, viviendo pasiones pecaminosas. Este noviazgo duró varios años, hasta que el torero dio la relación por finiquitada cuando ella se quedó embarazada. Nunca quedó claro de quién.
Después de una vida sentimental agitadísima (que le valió un musical en el West End londinense, Matador) apareció en la vida del torero Rosario Primo de Rivera, que sería su segunda esposa. Por ella fue capaz de retirarse a vivir en el campo. Rosario, quien desciende de una familia aristocrática, -sobrina de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española-, puso orden a su vida. Junto a ella pasó los últimos años de su vida.
Luis Miguel falleció el 8 de mayo de 1996 a la edad de 69 años, a causa de un derrame cerebral, en su chalé de Sotogrande (Cádiz).
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