Muere doña Ana, madre de Isabel Pantoja: el legado que deja la matriarca de Cantora

La tragedia vuelve a visitar a Isabel Pantoja. La muerte de Doña Ana Martín, la célebre madre de la tonadillera ha sumido Cantora, de nuevo, en el luto y la tristeza. A pesar de que en los últimos días se anunciaba su alta hospitalaria tras luchar contra una larga enfermedad, la matriarca del clan ha fallecido a los 90 años en la finca de Cantora. El legado y el homenaje de su hija, en vídeo:

Hace unos meses pudimos ser partícipes de una de las últimas ocasiones en que Isabel Pantoja habló públicamente de su madre. Lo hizo en el programa 'Volverte a ver', donde no pudo evitar las lágrimas al asegurar que "nunca es suficiente lo que se hace por una madre".

La matriarca del clan ha sido un personaje tan icónico como misterioso y hoy, de forma póstuma, desvelamos las claves de su biografía.

Doña Ana era la hija de 'El Lechuga', un verdulero que vendía sus productos en el mercado de Sevilla. Tras una infancia humilde y llena de penurias, se casó con Juan Pantoja, componente del trio Los Gitanos y letrista de fandangos. Doña Ana, gitana de raza, también tenía una vena artista: de joven bailó en las compañías de Juanita Reina y Pepe Pinto.

Juan Pantoja, que tomó antes que su sobrino el nombre artístico de Chiquetete, y Ana tuvieron cuatro hijos: Juan, Bernardo, Agustín e Isabel. Vivieron de manera austera en Triana. Tras enviudar en 1974, ejerció de padre y madre con mano férrea.

Cuando Isabel comenzó a triunfar, doña Ana se convirtió en el epítome de la madre de folclórica: acompañaba a su hija a todos los lados y vigilaba la honra de la artista. Por todos es sabido que todo varón que quisiese rendir pleitesía a la joven tonadillera debía pasar primero por el examen de doña Ana, que cuidaba de la honra de su niña. Hasta la llegada de Julián Muñoz y toda la trama marbellí era habitual verla en el camerino planchando las batas de cola de su hija.

En su obsesión por preservar la virtud de su hija, acompañaba a Isabel incluso en los viajes que hacía con Paquirri. Isabel confesó al diario El País que se había casado virgen para orgullo de su madre. Doña Ana fue, también, el refugio de Isabel cuando enviudó del torero. La mujer no asimiló de buen grado las amistades de su hija con Encarna Sánchez y María del Monte.

Además de madre, doña Ana ha sido también una abuela amantísima. A pesar de sus públicas diferencias con Chabelita, la difunta ha sentido adoración por Kiko Rivera y Anabel Pantoja. La veneración es mutua ,y tanto el DJ como la colaboradora han compartido en sus redes sociales palabras de afecto y admiración por su abuela.

Los últimos años de doña Ana han sido tras las paredes de Cantora. El paso de Isabel por prisión fue especialmente duro para la mujer y su salud comenzó a debilitarse progresivamente desde que se ejecutó la sentencia penal de la tonadillera. Para Isabel la cárcel fue aún más dura sabiendo que su madre vivió ese tiempo como la peor etapa de su vida.