Nos ha pillado por sorpresa y nos costará un tiempo recuperarnos del shock. Nos ha dejado Raffaella Carrá, un icono irrepetible e intergeneracional de legado indiscutible. El mundo de la televisión, la música y la danza están de luto. Y es que Raffaella era algo más que una estrella o un referente. Sus canciones han animado las fiestas de tres generaciones, sus programas son ejemplo absoluto de buen entretenimiento y no hay ni una sola voz que se atreva a discutir o matizar la importancia de su figura.
La discografía de Raffaella deja enorme puñado de temas que forman parte de la banda sonora de millones de españoles e italianos. 'Rumore, rumore', 'Para hacer bien el amor hay que venir al sur', 'Explota', 'Fiesta', 'Una mujer en el armario'… Resulta complicado decir cuál de sus canciones es su mayor éxito porque todas ellas están grabadas a fuego en el cancionero colectivo, especialmente asociado a momentos felices y festivos.
La primera etapa de fama española de Raffaella tuvo lugar en los años 70, en los que solía acudir a programas espectáculo del entonces único canal de televisión a bailar y a cantar sus temas. Fue en los 90 cuando se consagró como un auténtico mito cuando volvió convertida en presentadora. 'Hola, Raffaella' marcó una época para la televisión de entretenimiento y 20 años después son muchos los que recuerdan las diferentes secciones del show: el juego del 'si fuera', las hipnosis de Tony Kamo, la llamada millonaria en la que había que contestar “hola, Raffaella” o las actuaciones musicales protagonizadas por ella misma y su espectacular ballet.
La fuerza visual de Raffaella y su capacidad de penetrar en la sociedad se pone en evidencia con el efecto de su clásico golpe de cabeza. Jóvenes, mayores, de izquierdas, de derechas, gallegos, catalanes o andaluces… Todo el mundo realizará el mismo gesto cuando baile escuche los compases que siguen al mítico “Explota, explótame… Explo…”.
Raffaella Carrá llegó a España en una época en la que las mujeres famosas no exhibían su cuerpo ni cantaban himnos de liberación sexual. Raffaella se contoneaba con minishorts de lentejuelas en la televisión pública mientras entonaba tonadas que eran auténticos cantos al hedonismo. En 'Hay que venir al sur' contaba dónde encontrar el placer carnal con la autoridad de quién había tenido “muchas experiencias”. En 'Fiesta' narraba lo bien que se lo pasaba bailando sin su pareja o en 'Lucas' relataba veladamente el testimonio de una mujer que había descubierto que su novio era gay.
Raffaella se marchó con 78 años sin conocer el declive. Su presencia en televisión seguía siendo garantía de éxito absoluto: en los últimos años ejerció de ‘coach’ en 'La Voz', presentaba la versión italiana del 'Mi casa es la tuya' o lanzaba nuevos temas. Su último hit, 'Toy Boy', reivindicaba con humor que las grandes figuras norteamericanas e italianas saliesen con jovencitos.