El Museo de Cera de Madrid inauguraba el viernes la réplica de la Princesa de Asturias, doña Leonor de Borbón, para estupor de un país todavía conmocionado por la alarma sanitaria. Cualquier parecido entre la escultura y la Heredera es pura coincidencia: se acerca más a Daisy (la muñeca de Mari Carmen, la de doña Rogelia) que a la primogénita de los Reyes. El caso de la figura de cera de la princesita no es el único especímen para el espanto y el terror: En los museos de cera de todo el mundo conviven criaturas que parecen procedentes del averno.
No hay que salir de la famosa sala de exposiciones madrileña para darnos de bruces con otras réplicas que parecen elaboradas por Cecilia la del Ecce Homo. Sin ir más lejos, la figura que representa a la Reina Letizia parece más representar a una de aquellas amigas transgénero del lumpen barcelonés de ‘La Veneno’ (¿recuerdan a Paca la Piraña?) que a la Soberana y Jefa del Estado Consorte.
Tampoco resultan mucho mejores las réplicas de Alaska y Fernando Alonso. Para la imagen de cera de la líder de Fangoria parece que tomaron como molde a la imitación de Joaquín Reyes de Muchachada Nui. La diva, tan educada siempre, no hizo valoraciones cuando le tocó inaugurarla, y se limitó a manifestar su alegría por formar parte del museo. La imagen de Fernando Alonso –que parecía la de ‘El Hombre Elefante’ tras la ingesta de algún estupefaciente- desapareció del museo de la capital después de que sus grotescas formas se convirtiesen en blanco de todas las críticas.
Pero para museo de los horrores, el Museo de Cera de Benidorm. Allí la Casa Real tampoco sale muy bien parada: La efigie que representa a la Reina Sofía es perfecta… pero como réplica de Tony Genil. La Monarca emérita se asemeja más al hombre que dijo haberle cocinado unos macarrones a Michael Jackson que a la griega más española de la nación.
Arantxa Sánchez Vicario también tiene una estatua conmemorativa en la galería de arte de figuras de la ciudad alicantina. En este caso, como en el de Alaska, se parece más a Millán Salcedo (Martes y Trece) disfrazado de ella que a la auténtica campeona de tenis.
Lo que han hecho con Britney Spears debería considerarse como un atentado en toda regla. La Princesita del Pop se presenta al visitante como una figura acongojante y aterradora que lejos de parecer la encantadora rubia de la música ligera, tiene cara de campesina mantequera de alguna zona rural de los Países Bajos.
En Barcelona tampoco se andan con chiquitas, y allí también se perpetran crímenes en forma de estatua de cera. El Museo de la Ciudad Condal homenajea el cartel de la película ‘Pretty Woman’, pero vuelven a salir las reminiscencias travestis para la réplica de Julia Roberts. La figura de Richard Gere se parece más al propietario de la tienda de trajes nupciales de ‘El vestido de mi boda’ (ése que ves en Divinity los fines de semana) que al actor budista.
Fuera de nuestras fronteras también encontramos espantos en diferentes museos de cera. En Inglaterra exhiben una figura de cera de Victoria Beckham que ni los maniquís de las tiendas de ropa de los chinos (que ya es decir). Mi amiga Kylie Minogue (porque no sé si saben mis lectores que somos íntimos como evidencia esta fotografía) tampoco ha salido muy bien parada y le han dejado pinta de muñeca hinchable de sex shop de Amsterdam.
Acabamos este recorrido terrorífico en Hollywood. A pesar de ser la Meca del Cine, las réplicas de las películas del ‘Wax Museum’ resultan cuanto menos inquietantes. No se pierdan la representación de Titanic que allí podemos contemplar.
¿Podrán dormir esta noche? No me echen la culpa…