La semana pasada la sociedad española entró en shock cuando algunas publicaciones (Diez Minutos, ABC...) nos acercaron el look chandalístico de la otrora hija gótica de Zapatero, Laura. La niña mayor de Sonsoles Espinosa no es la única vástaga presidencial digna de estudio: hacemos un recorrido por los hijos de los presidentes, donde encontramos varias tribus urbanas: 'pijos' como los Aznar Botella, bohemios como los hijos de Felipe González o reyes de la noche como el hijo DJ de Sarkozy.
Laura Rodríguez, perdida en la tribu
La hija mayor de José Luis Rodríguez Zapatero y Sonsoles Espinosa no termina de encontrar su sitio. La joven, de 20 años, ha peregrinado por un montón de tribus urbanas desde su adolescencia. La semana pasada las revistas nos mostraron su última reinviención (como Madonna) con un look chandalístico muy de pasar la tarde de sábado en una sala recreativa.
Antes la conocimos con un polémico look gótico que generó mucha controversia: ¿recuerdan la polémica de las fotos de la familia Rodríguez Zapatero-Espinosa en la Casa Blanca? Después de abandonar su imagen siniestra y antes de adoptar su actual 'look' intentó adaptarse a la moda ‘Emo’ durante una temporada.
El 'clasicismo' de los Aznar Botella
Los tres hijos de José María Aznar y la ínclita Ana Botella, han salido cortados por un patrón muy matemático: el 'clasicismo' madrileño de toda la vida. Educados en centros privados, adictos a los locales de moda de la Castellana y aledaños, vestidos a la moda pero con formas clásicas, con grupos de amigos conformados por familias acomodadas ‘de toda la vida’…
La primera que despuntó fue la fémina del clan de vástagos, Ana, de 32 años, que ya apuntó maneras encontrando en un hombre del perfil de Alejandro Agag, la persona con la que pasar el resto de sus días y con el que no ha parado de tener hijos (tiene cuatro). José María Jr. (34) es analista financiero y vive una vida burguesa junto a su esposa, Mónica Abascal, y su hija. Alonsito (30), por su parte, es el mejor amigo de la nueva savia de los cachorros de la beautiful people y la burguesía: trabaja en el mundo de la noche como relaciones públicas y ha abierto varios locales.
La bohemia de los hijos de Felipe González
La descendencia de Felipe González y su ex mujer Carmen Romero también tiene su tribu urbana. Uno de ellos, David, vive de manera bohemia en la provincia de Cádiz donde se dedica a pintar paisajes que vende. Reside en una casita de su padre.
Pablo González Romero, el mayor, no terminó los estudios de Física ni de Informática, aunque se dedica a lo segundo. Es aficionado a la filosofía oriental. Y por último la niña, María González Romero, trabaja en el espléndido despacho que el expresidente tiene en la distinguida calle Velázquez de Madrid y forma parte de la directiva de la fundación que su padre.
Los reyes de la noche: Las gemelas Bush y el DJ Pierre Sarkozy
Fuera de nuestras fronteras también encontramos buenos ejemplos de tribus urbanas presidenciales. Por un lado está Pierre Sarkozy, el hijo disc-jockey del ex mandatario francés. El hijastro de Carla Bruni se hace llamar DJ Mosey y es una especie de Kiko Rivera con sabor gabacho, aunque con un poquito (solo un poco) de mayor formación académica: abandonó sus estudios de Derecho cuando ganó su primer sueldo como pinchadiscos. Su hermano ha heredado el gen político del padre y ya es alcalde de la zona de París donde reside.
Por otro lado tenemos a las encantadoras gemelas Bush. Jenna y Barbara Bush son las hijas mellizas del expresidente de los Estados Unidos y dieron mucho que hablar por su gusto por las fiestas y por el alcohol. Cuando las hermanitas eran menores de edad no encontraron nada mejor que hacer que falsificar sus DNIs para comprar alcohol en Texas. Las pillaron y las mandaron al talego.
Alina, la hija rebelde de Fidel Castro
Acabamos el recorrido con la hija rebelde de Fidel Castro. Alina Fernández, de 57 años, es la hija ilegítima pero reconocida del comandante revolucionario. Trabajó como modelo, pero su fama se debe a su conocido activismo anticastrista: escapó de Cuba en diciembre de 1993 disfrazada con una peluca y fingiendo ser una turista española. Desde entonces vive por y para desenmascarar las tropelías de su padre.