Dinero fácil, likes en Instagram, entradas VIP a eventos, un séquito de admiradores que alegran tus oídos… La fama resulta envidiable, pero sólo a veces. Cada vez son más las celebridades que advierten la difícil digestión que conlleva la popularidad y han precisado de la ayuda de profesionales. El último en confesar ha sido el “ex príncipe” Harry, que ha relatado cómo tuvo que vivir varios años de terapia para soportar la presión mediática y social. Pero no es el único caso, ni mucho menos.

Amaia, de OT, confesó que a la salida de la Academia tuvo que acudir a un terapeuta. "Cuando salí no me enteraba de nada y me vino todo encima. De hecho, todavía no termino muy bien de digerirlo. Sigue habiendo temporadas en las que estoy un poco loca", declaró a la revista Lecturas al cantante pamplonica. Algo tiene esa academia que sus alumnos precisan asistencia tras abandonar sus aulas.

En los documentales de reencuentro de la primera generación de triunfitos Nuria Fergó explicó que tuvo que recurrir a la ayuda psicológica. “Todo el que entró ahí creo que estábamos para psicólogo, porque necesitabas desahogarte, explicar tu experiencia, cómo te tomas la vida… Porque te agobias”. Sus palabras fueron secundadas por varios de sus compañeros: "Tras OT necesité la ayuda de mil psicólogos”, aseguró Rosa López. David Bustamante añadió por su parte: "Necesité la ayuda de varios psicólogos para recuperar las riendas de mi vida".

La fama repentina también pasó factura a Beatriz Luengo. Lo contó, precisamente, durante una visita a la academia de “Operación Triunfo”. La actriz y cantante reveló la pesadilla vivida tras su paso por Un Paso Adelante y el grupo UPA Dance. “Aquello creció, salió de la serie y estábamos sonando en la radio, dando conciertos multitudinarios, cantando esas canciones… y yo estaba viviendo una pesadilla horrible por no entender lo que estaba pasando”.

Su compañero de serie, Miguel Ángel Muñoz, confesó en 'Planeta Calleja' que la terapia le había cambiado la vida. "Hace unos años me di cuenta que me hacía muy bien la risa y la sonrisa, a mí y a mi entorno. Lo convertí en una manera de vivir. Hice un proceso terapéutico en el que trabajas de una manera muy fuerte la infancia. Es un proceso para el que hay que estar preparado porque si no es muy bestia. Ha sido el momento más triste de mi vida, pero se convirtió en la experiencia más maravillosa de mi vida. Me permitió mirarme a mí con mucha más compasión, a mi familia y a la gente de mi alrededor. Significó un antes y un después con mis padres”.

Jorge Javier Vázquez, al psicólogo "cada dos por tres”

J.J. Vázquez habló en la columna semanal sobre la doble vertiente de la fama. "Al principio, te hace gracia. Luego, trastoca tu vida hasta unos límites inimaginables", sostiene. “A mí me ha servido fundamentalmente para enviarme al psicólogo cada dos por tres”, concluye.

Otras veces el problema aparece cuando la intensidad de la fama empieza a apagarse. Eso le pasó a Toñi Moreno, que tuvo que recurrir a terapia en un momento en el que el teléfono dejó de sonar. “Yo creo que todos deberíamos pasar por una depresión, nos reforzamos como personas... yo tuve una y no hay que esconderse por ello", declara.

El campeón Andrés Iniesta vivió una profunda depresión en lo más alto de su carrera. Según declaró en su biografía, su diagnóstico tuvo lugar a raíz de la muerte de su amigo Dani Jarque aunque los síntomas venían de atrás: “A partir de ahí empezó mi caída libre hacia un lugar desconocido… Vi el abismo”. El ex jugador del Barcelona argumenta la importancia de ponerse en manos de médicos que gestionen el tratamiento.