Nos ha dejado otra grande. Concha Márquez Piquer ha sido una grandísima figura de la copla y la canción española. A pesar de que vivió bajo la sombra de la leyenda de su madre, la legendaria Concha Piquer, su vida y legado resulta inconmensurable. Concha era una de las últimas representantes de una estirpe de artistas de las que ya no quedan y con una vida de película. Con el fin de que conozcan un poco más a la estrella, les he preparado un resumen de su obra y de su vida, que ha estado marcada por la tragedia.
Concha estaba predestinada a ser parte de la Historia de España. Sus padres eran la mayor leyenda de la copla y un reconocido torero: Concha Piquer y Antonio Márquez, “El Belmonte Rubio”. Nació en Buenos Aires y su madrina fue nada menos que Eva Duarte de Perón, Evita. Desde niña supo que quería seguir los pasos de su madre y convertirse en una figura de la copla.
Siendo tan solo una adolescente se puso el mundo por montera, nunca mejor dicho, para casarse con otra leyenda de la cultura popular española: Curro Romero. Conchita, como era conocida entonces, y el maestro se conocieron cuando ella tenía tan solo 14 años y vivieron un romance prohibido. La boda tuvo lugar en la madrileña iglesia de San Jerónimo el Real en 1962. Fue la boda del año y el evento congregó a las personalidades más granadas de la época: La pareja tuvo dos hijas, Coral y Conchitín.
Con 24 años debutó en el teatro Calderón y posteriormente se presentó en el Teatro de la Zarzuela. Dos escenarios madrileños nimbados por la tradición y el prestigio. Como su madre, dio el salto a América y en la televisión mexicana alcanzó sus mayores éxitos. En 1970 participó en el programa de TVE Pasaporte a Dublín en 1970, que al representante español del Festival de Eurovisión de 1971 y que finalmente ganó Karina.
Hija y esposa de leyendas del arte, su entorno de amistades era punto y a parte. Picasso, Audrey Herpburn, Lola Flores, Yul Bryner… Concha contaba como conoció al genial pintor: “Yo le pregunté si estaba seguro de que lo que estaba haciendo en los últimos tiempos era tan bueno como lo de sus épocas azul o rosa”, recuerda. “Me miró con sus ojos negros como ascuas, de una tremenda profundidad, y sonrió. '¿Tú crees? O tienes muy poca vergüenza o eres demasiado joven’”, le dijo. Concha prosigue: “Me miró de hito en hito y añadió: 'Las dos cosas', le contesté. Y se alejó en busca de un whisky". Genio y figura.
Su matrimonio con Curro Romero fue muy tortuoso. El torero no quería que su esposa trabajase sobre los escenarios y ella sufría viéndole cómo se jugaba la vida en el ruedo. Para colmo, las juergas flamencas del torero duraban hasta dos y tres días y las infidelidades eran evidentes. Curro y Concha fueron de los primeros rostros populares en acogerse a la Ley del Divorcio en 1982, pero ella se negó toda la vida a concederle la nulidad matrimonial. Como si fuera la separación de Bustamante y Paula Echevarría de la época, las disputas entre ambos ocuparon los debates y las portadas de la crónica social. Poco después de divorciarse contrajo matrimonio civil con el actor Ramiro Oliveros, que ha estado a su lado hasta el final de sus días.
La vida de Concha Márquez Piquer quedó marcada para siempre el 2 noviembre de 1986. Su hija Coral fallecía entonces en un accidente de tráfico con tan solo 19 años de edad. La hija pequeña de la expareja viajaba en un coche desde Nueva York a Nueva Orleans con dos amigos cuando el vehículo se salió de la carretera y dio varias vueltas de campana. Coral, que viajaba en el asiento del copiloto, falleció en el acto. Concha cayó entonces en una profunda depresión que le hizo incluso pensar en el suicidio.
Ramiro y Concha tuvieron una hija en 1988, Iris Amor. Aquel bebé devolvió a la cantante la alegría y las ganas de vivir. “Es como un milagro”, declaró a Hola tras el feliz alumbramiento.
Concha Márquez Piquer estaba en el sudeste asiático cuando tuvo lugar en 2004 el tremendo tsunami que asoló Tailandia. Concha iba a pasar una Navidad de lujo oriental con su marido e hija cuando la desgracia interrumpió las vacaciones. Concha siempre contó que salvó su vida y la de su familia gracias a una especie de premonición.
“Lo intuí. Soy medio bruja y lo predije. Me quedé mirando una lámpara impresionante que hay en el hotel Sheraton y le comenté que estaba segura de que iba a pasar. Él me decía: ‘anda, anda’ ¡Y mira si ha pasado! Dentro de dos días nos teníamos que trasladar a la isla de Phuket donde teníamos todo organizado para celebrar el Fin de Año, nuestro aniversario de bodas y el cumpleaños de mi marido. Pero ahora no sabemos qué hacer”, aseguraba a ABC desde el lugar de los hechos.
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