Oteradas no descuida la especial atención que de siempre ha puesto sobre Letizia Ortiz y su entorno. Ni tampoco la festividad de este domingo, día de la madre. Por elllo hoy hablaremos de doña Paloma Rocasolano quien, emulando a Maria Teresa y Terelu en versión La Zarzuela, ha cambiado el rol de madre por el de mejor amiga fashion de su hija.
Hace tan solo unos días la consuegra de doña Sofía cumplía 63 años y lo hacía reconvertida en toda una ‘it-lady’. ¿Se acuerdan de aquella permanente de peluquería de barrio que lució en la pedida de mano de su hija? ¿Y de aquel estilismo de hipermercado? Pues nada queda de aquella señora: Paloma no descuida ahora un complemento.
Lady Rocasolano mantiene, eso sí, su trabajo de toda la vida: sigue ejerciendo de delegada sindicalista del cuerpo de enfermeras en SATSE. Pero no desarrolla su tarea profesional en el ámbito guerrero que muchas mentes imaginan: Trabaja en una fundación ligada al grupo destinada a la cooperación internacional.
Si las cuentas no fallan, gana algo menos de 2000 euros al mes: trabaja en calidad de personal liberado del sindicato y su nómina se acercará a la de una compañera enfermera con la misma antigüedad. Eso sí, sin hacer guardias (a no ser que Letizia y Felipe le paguen cuando se queda con las nenas).
La Reina Madre plebeya combina su vida laboral con la universitaria. Siguiendo los consejos de su hija Letizia, se ha matriculado en la UNED para estudiar Geografía e Historia.
A pesar de ser la suegra del Jefe del Estado, Paloma reside de manera austera en el centro de Madrid. Vive sola en un pequeño piso de 37 metros cuadrados. La vivienda, que combina espacios a pesar de su reducido tamaño, está conformada por alcoba, comedor, sala, cocina, buhardilla y recibidor.
Según consta gracias a la labor de los paparazzis, doña Paloma se desplaza en transporte público por Madrid. Sin embargo cuando se traslada hasta Zarzuela no coge el autobús 601 o el 602 del Consorcio Regional de Transportes de Madrid (los que van del centro a la zona próxima a Palacio). Mis fuentes me confirman que un coche oficial va a recogerla a su domicilio.
Lo que se ahorra en gasolina se lo gasta en cuidados estéticos. La señora Rocasolano podría haber sucumbido, como su hija, a los retoques a golpe de bisturí: Los expertos aseguran que se ha sometido a una rinoplastia y que se inyecta botox e infiltraciones de ácido hialurónico con frecuencia. Y bien que hace porque está estupenda.