Si hay un icono inmobiliario del lujo de los años 90, ése es la casa de Isabel Preysler. La mansión que la filipina y su fallecido esposo Miguel Boyer construyeron en la madrileña urbanización de Puerta de Hierro. Un espectacular reportaje en el que la revista Hola mostraba la casa paralizó las rotativas de prensa de la nación y nos hizo soñar con aquel mobiliario recargado y noventero. Casi treinta años después, la casa sigue siendo una chabola envidiable que ahora podemos revisitar a través del Instagram de Tamara.
El popular nombre de 'Villa Meona' viene por la cantidad de cuartos de baño que cuenta la vivienda, nada menos que 13 aseos donde la familia Preysler, los invitados y el servicio pueden aliviar sus aguas menores y digestiones. Pero más allá de los excusados, la vivienda es un auténtico palacete en el corazón de Madrid. Uno de los lugares que más envidia despiertan a los seguidores de Tamara es el jardín: Espacioso, cuidado y con una gran piscina en la que nadar. Cuenta con una frondosa arboleda que y es el lugar preferido de Tamara para hacer picnics.
La del jardín no es la única piscina de la propiedad, Isabel está en todo y cuenta con una climatizada para los meses fríos. Se encuentra en una zona acristlada que ha decorado con sillones de mimbre y cómodos sofás donde leer relajadamente o, si apetece cotillear, organizar entretenidas meriendas con las amigas.
Una de las estancias que menos ha cambiado desde aquel reportaje de la revista del saludo es la biblioteca. El legado de Miguel Boyer a la familia fue, ante todo, intelectual y así se mantiene esta estancia de la casa en la que los libros del ex ministro conviven con los del nuevo inquilino, el Premio Nobel Mario Vargas Llosa.
En cambio sí ha cambiado mucho la decoración de las habitaciones. Tal y como vimos en la visita que Bertín Osborne hizo a Tamara en su programa de entrevistas, aquellas colchas estampadas y barrocas ha dejado paso a una decoración más minimalista donde los tonos crudos han tomado el protagonismo que la próxima Marquesa de Griñón disfruta.
No hay elementos al azar en los rincones de la casa: todo está estratégicamente colocado. El espejo que enseña Tamara en esta foto nos muestra cómo en todas las partes de la vivienda hay lugar para fotografías enmarcadas de la familia. El suelo es confortable y de madera, perfecto para andar descalza, una de las pasiones de Tamara cuando está en casa.