A estas alturas, todas las publicaciones que se precian de estar al día en tendencias, han sacado hace tiempo el pertinente reporte sobre las it girls: Chicas estandarte que no se pierden un desfile, son hiperactivas en redes sociales y que son copiadas e imitadas por miles de seguidoras. No es necesario que tengan una profesión definida, ni que sean familiares de alguien famoso, ni siquiera ser espectacularmente guapas (aunque todo esto, sin duda ayuda)… Basta con ser chicas florero. …Pero florero postmoderno, visual, cambiante, atrayente, novedoso, discordante, eterno, estético, rebelde, fácil, artístico, singular, al día, asimilable, rompedor… Vamos, un trajín.
Poppy Delevigne podría ser perfectamente el estereotipo de it girl masiva. Es una chica de origen pijo, británico y noble, hija de la jefa de compras de los grandes almacenes Selfridges. Vive en Nueva York, no se pierde un evento, ha trabajado como modelo y llegó a ser imagen de Laura Ashley. También es un poco actriz. Es decir, tiene los focos perfectos para iluminar su ilustre persona y los trapitos que lleva en cada ocasión. Es una categoría superior a guapa; pero pensar que con ello basta, sería muy inocente por nuestra parte. Evidentemente, tiene que tener algo más, dar con el estilo que a muchas les gustaría tener; convertirse en definitiva en un modelo aspiracional de elegancia. Cada foto que Poppy cuelga en twitter, es estudiada, copiada y da inspiración a un montón de muchachas que desean ser Poppy Delevigne. Y esto, que no deja de ser un negocio, es la base de una creciente industria: textil, del lujo, de imitaciones, de grandes superficies… de consumo femenino, al fin y al cabo. Obviamente, esta chica cuenta con el asesoramiento de expertos y estilistas, aunque su mérito es decidir ella en último término, dirigir su propia vida como un modelo (de vida, sí) para otras. Su estilo se apoya en grandes firmas, en los adelantos de las tendencias y en arriesgar poniéndose encima cosas que a todas nos gustaría pero nos quedaría de pena. Le sienta fenomenal enseñar las piernas y los colores pastel (a pesar de ser rubia).
Poppy se codea con otras it girls, porque si algo define a este selecto club de chicas, es que son buenrolleras a tope y muy coleguitas. Lejos de hacerse sombra, compiten sanamente por ser la más estilosa. Una de sus amigas es Alexa Chung, que tiene incluso su merecido hueco en la wikipedia en castellano. Alexa, que también es pija y patilarga, ha presentado ya dos programas de televisión (sobre moda y estilo, claro) y tiene una muy especial predilección por los músicos. Cambien la palabra “especial” por “sexual”, por favor, porque me estoy refiriendo a amoríos, claro. Estuvo con el líder de los Lostprophets, y después con Alex Turner, de los Artic Monkeys, su relación más larga (4 años de sus 29). Convivieron juntos y fueron la pareja de moda; y durante un tiempo reinaron en los saraos cual reyes de la fiesta de graduación. Cuando la cosa terminó, ella se refugió en los brazos (¡qué expresión tan gráfica!) de James Righton, vocalista y teclista de los Klaxons. Este verano, se la pudo ver con Albert Hammond Jr., guitarrista de los Strokes y con el cantante de The Morticians. Este currículum tan musical es perfectamente entendible desde el punto de vista de una it girl: ¿No creen que los músicos son los chicos más elegantes y atractivos que hay (por delante de actores y ricos herederos)? Entiendan que el rock, sigue teniendo ese punto de malditismo, de rebeldía y de arte… tan asimilable para la moda, el abono en el que crece Alexa.
Las claves de sus estilo son las rayas marineras, rollo preppy, colores sobrios, las chaquetas y abrigos ribeteados de aire Chanel, un toque “muy London”, elegancia gótica y las formas lavadas y escurridas. (Es prácticamente imposible, verla con un escote, por ejemplo).
Olivia Palermo es una de las it girls que más tirón tiene. Me cuesta mucho hablar de ella como referente, porque para mí, representa todo lo que detesto en cuanto a estilo se refiere. Va vestida con prendas anodinas, que podrían pasar por básicos de trafaluc; lleva el pelo con unas ondas simuladas que le añaden años y artificio a lo tonto; resulta inexpresiva, pavisosa, anodina e insustancial. Sin embargo –he aquí el enigma- es la más copiada, la más seguida, la “It” por excelencia. Por lo visto las chicas demandan su peinado en la peluquería y su estilo en grandes superficies, pero ni siquiera saben quién es Olivia Palermo. Preguntémonos, sí… ¿Quién es Olivia Palermo? Por supuesto que una pija, como buena it girl… La particularidad de ésta, es que estudió en París, y como toda aspirante a florero debe saber, se dio a conocer en fiestas y saraos de la alta sociedad neoyorquina, donde se dejaba fotografiar con sus carísimos modelitos. Sale con un modelo guapísimo, el alemán Johannes Huebl, pertenece a la agencia de modelos Wilhelmina Models, trabaja en el departamento de relaciones públicas de Diane von Füstenberg y en la revista Elle. Además, forma parte del reparto de un reality show en MTV. Siendo cruel y muy clarita, diría que Olivia Palermo gusta a las chonis aspirantes a estilista, porque para un ojo poco trabajado resulta elegante e incluso sofisticada; pero como yo no soy nada de eso, concluiré diciendo que resulta señorona, fácil y amarronada.
En el punto opuesto a Palermo, encontramos a Cory Kennedy, que aunque a su brevísima edad, ya ha vivido momentos de gloria y amortiguadas caídas, representa el macarrismo y el net-famoseo a la perfección.
Aunque también proviene de alta cuna, el mérito de Cory consistió en mezclarse en el cogollo mismo de las tendencias a una muy temprana edad. Acudía a conciertos de futuras estrellas, a garitos desconocidos donde se gestaban las modas más impactantes, y ella misma se vestía y se fotografiaba de juerga, con Paris Hilton o Lindsay Lohan. Sus instantáneas eran pura mugre y juventud… Pero resultaban frescas y espontáneas, rebosantes de estilo… algo que atrajo a miles de jóvenes que seguían sus andanzas y que la encumbraron al grado de celebrity siendo aun menor de edad. Desde revistas y agencias, la seguían y contrataban y Cory fue, y en cierto modo sigue siendo, un icono de espontaneidad (más o menos real, es lo de menos) y juvenil desparpajo.
Hay cienes de it girls (las que no son tops, en lugar de “it” serían simplemente trendy girls) para seguir según el gusto de cada una: Chicas como Coco Rocha, (modelo); la actriz y cantante Zooey Deschanel, la atractivísima rusa Miroslava Duma, Dree Hemingway (bisnieta de Hemingway, de verdad), Pixie Geldof, la hija de Bob Geldof, ; Zoe Kravitz, que es la de Lenny, la actriz Kate Bosworth, la neogrunge Sky Ferreira, o Elle Fanning (Sí, la hermanita de 14 años de Dakota Fanning)
…Pero ¿Qué pasa en España? ¿Quiénes son los verdaderos referentes? En apariencia podría parecer que Paula Echevarría y Letizia Ortiz, son los iconos femeninos más celebrados en cuanto a estilo… Pero solo en apariencia, claro. Aquí siempre hemos sido muy de doble moral estética, de vivir una vida al servicio de lo que gusta y consumen otros, pero gustarnos y consumir cosas opuestas. Yo trabajaba en la promoción discográfica de Rosa de España, pero me compraba todos los discos del sello austrohúngaro, por ejemplo. Tanto igual sucede en la moda. Quienes siguen a Paula y Letizia, son gente que de antemano no arriesga, y que posiblemente, no quiera más inspiración que pensar qué copiar para llevar puesto a la boda de la prima Paqui, la del pueblo.
Afortunadamente, en moda como en tantas otras disciplinas, España crece desde el underground y ofrece suculentas posibilidades de exquisito gusto y talento artístico. Chicas que sin patrocinios ni fotos en el ¡Hola! son imitadas hasta la locura, que se mueven con soltura por backstages, que se atreven con todo, y que trabajan como nadie. Tal vez Gala González podría entrar en este apartado, pero como una Palermo hispana.
Es la archiseguida, megatwitteada y multicopiada sobrina de Adolfo Domínguez (y en gran medida, responsable de la línea U de la firma), la número uno en lo que a egobloggers se refiere… Y aunque es muy meritorio su trabajo, no arriesga demasiado en su aspecto (curiosamente ése que le ha hecho famosa). Ahora dicen que va a sacar un disco en Warner. Habrá que escucharlo…
Miranda Makaroff es una chica menuda y muy expresiva. Es hija de la diseñadora Lydia Delgado y el músico Sergio Makaroff, y ha heredado un natural sentido estético de la vida. Es extrema, underground, colorida, inocente, divertida y se atreve con todo. Utiliza el método ensayo-error con un apabullante descaro, tanto a la hora de vestirse, como de afrontar retos de todo signo: como discjockey, como diseñadora, como videobloguera y como colaboradora del programa “Más Gente” de Anne Igartiburu. Claro que a veces no acierta, pero aprende, se recompone y sonríe pícara… porque Miranda tiene un encanto especial, sabe posar, sabe socializar y sabe disfrutar y aprender de cada cosa que hace. Como ItGirl merece un sobresaliente alto, sin duda.
Aunque para mí hay una chica que representa a la perfección lo que es y debe ser una socialité de las tendencias. Nuestra Cory Kennedy particular, se llama Natalia Ferviú y está curtida en cientos de batallas nocturnas, musicales, y amorosas incluso. Es atractiva, muy despierta y sobre todo, desborda osadía. Saber estar es tan difícil como saber ser. Y Natalia es y está en su sitio. Desde su blog catapulta tendencias y personajes; sabe poner de moda algo tan etéreo como la largura de unos pendientes o el tono negro azulado. Aunque es asalariada de la revista Glamour, se la rifan marcas, centros de estudio de moda y agencias, para que haga un estilismo, para que aconseje, para que dé una clase magistral, para que ponga música en una fiesta (es una excelente discjockey) o simplemente para que figure… porque cada vez más, saben del potencial de atracción de Ferviú. Su estilo bascula desde la mujer fatal más cinematográfica hasta el “lolitismo” más inocente de los 90. Sus grandes aciertos suelen ser el calzado, los sombreros y las uñas.
Ser mujer florero, tiene todavía una connotación negativa. Concluyamos que ser it girl es ser un florero con agudeza y capacidad de atracción. Y las it girls mueven mucho. De ellas es el futuro de las tendencias, amigos. El trajín de ser It, mola mazo.