Para la mayoría de ustedes, el apellido Koplowitz es sinónimo de dinero y de dos hermanas, Esther y Alicia, ambas incluidas en la lista Forbes de los más ricos del mundo. Sin embargo, cual dinastía de telenovela, existen hermanos y familiares ocultos, secretos de familia, herencias y apellidos confusos, legados, biografías y emporios que parecen sacados de una novela
Hace apenas unas semanas, una sentencia dictaminaba que había de reconocerse a un nuevo hermano Koplovitz, Carlos Ernesto Koplowitz Rangel. Éste sería el quinto hermano con el popular apellido de origen judío… Sí, existen otros dos hermanos también de padre y de parecidas edades. Para entender este caos familiar, es necesario remontarnos a 1946: el patriarca del clan, Ernesto Koplowitz aun no amasa fortunas, pero busca la misma en unos y otros negocios y es un incansable trabajador que simultanea dos relaciones amorosas. La más “oficial” con Esther Romero, una joven de alta cuna (pero según cuentan, en la ruina).
Cuando decide casarse con ésta, la otra mujer –Isabel Amores, periodista y más mundana- decide terminar con la relación. Como en un folletín de sobremesa, descubre a continuación que está embarazada (del primogénito, también llamado Ernesto). A partir de ahí, la actividad de Ernesto senior es imparable en todos los sentidos: Su empresa Construcciones y Contratas, se adapta a la difícil economía de posguerra y crece considerablemente.
Además, vuelve con Isabel Amores con la que tiene otra hija, Isabel Clara… Pero sin dejar a su mujer Esther, con la que tiene en paralelo a Esther y Alicia, las más conocidas Koplowitz. Mantiene por tanto dos vidas a la vez, dos familias que, para mayor comodidad eran vecinas, aunque apenas sabían una de la existencia de la otra (o al menos actuaban como si no supieran).
El día que Ernesto padre muere (según supimos por Vanity Fair) estaba con su hijo Ernesto Koplowitz Amores montando a caballo. Una yegua le aplastó fatalmente y su imperio de la construcción pasaba a manos de sus hijos. La versión oficial dice sin embargo que falleció esquiando. ¿Porqué? No lo sabremos nunca.
Las principales beneficiarias fueron Alicia y Esther; y–como ven continúa lo novelesco de la historia- Ernesto junior dice haber sido estafado por éstas, mientras su hermana Isabel Koplowitz Amores se “retira de escena” y nada se sabe de ella, cual personaje secundario esperando la siguiente temporada.
En estas fotos vemos a Alicia y su estilo impecable siempre (Dicen que vive por y para su aspecto).
Las dos hermanas se casan muy jóvenes con dos primos. No porque fueran tontos o divisibles solo por cero y por sí mismos, sino porque además de llamarse igual y llevarse bien, desde el punto de vista de la consanguineidad eran primos: Alberto Cortina y Alberto Alcocer.
Esther es propietaria entre otras muchas viviendas de esta impresionante casa en Mallorca
Las vidas de las hermanas transcurren en una feliz escalada en paralelo: Esther (la morena) con Alcocer y Alicia (la de cabello más claro) con Cortina. Ellos forman parte del entramado empresarial familiar y lo impulsan de forma sobresaliente durante unos años, hasta que, con apenas unos días de diferencia dimiten de todos sus cargos en Construcciones y Contratas, aunque ambos conservarían acciones en bancos y empresas que compartían con las Koplowitz.
¿Qué había ocurrido entre ellos y ellas? Muy sencillo: Marta Chávarri (casada con Fernando Falcó, marqués de Cubas) mantenía un romance con Alberto Cortina y se descubrió la infidelidad de ambos en los medios de comunicación.
Tras aquel escándalo, las hermanas continuaron aumentando su legado y sus parejas. Mientras tanto de su hermanastra Isabel se dice que había desaparecido, que llevaba una vida alejada de España en Vancouver e incluso que ha fallecido. Como ven no son una familia muy al uso, de las que pasan las fiestas navideñas cantando villancicos frente al Belén.
De hecho, Esther y Alicia separan sus negocios y también sus vidas. Alicia, más fría, calculadora y rica, es celosa de su intimidad y se la relaciona con los legionarios de Cristo.
Desde que se divorció en 1991 sólo se le conoció un romance oficial, con Gonzalo Muñoz, dueño de la firma Expomueble. Pero se le relacionó sentimentalmente con Emilio Ybarra, ex presidente del BBV, Plácido Arango, dueño de la cadena VIPS, o Fernando Almansa, antiguo jefe de la Casa del Rey.
Alicia en distintos momentos: con Alberto Cortina, con Gonzalo Muñoz y con el duque de Huescar
Con Jorge Trías diputado del partido popular, mantuvo una relación de varios meses, pero no terminó de funcionar. Con el duque de Huéscar (primogénito de la casa de Alba) estuvo así mismo un tiempo, aunque nunca se hizo pública la relación. No ha vuelto a casarse y su vida privada es un enigma.
Esther Koplowitz es más cercana, más solidaria (se vuelca en una fundación con la que ayuda a los más necesitados) y más pobre también. Hoy está casada con Fernando Falcó, el marqués de Cubas. (Sí, la ex mujer de Cubas, Marta Chavarri, fue la causa del divorcio de su hermana Alicia, ya ven qué lío).
Y ante este extraño plantel familiar aparece Carlos Ernesto Iglesias Rangel, reclamando apellido. Tiene 55 años, reside en Suiza y según han demostrado las pruebas de ADN, es el menor de los hijos que tuvo Ernesto Koplowitz Sternberg. Le corresponde el apellido Koplovitz, pero no la fortuna familiar, ya que el periodo de reclamación de la herencia del patriarca prescribió.
Tres de los cinco hermanos: Alicia y su soltería, Carlos “el nuevo” y Esther con su marido Fernando Falcó
Albertina Rangel, madre de Carlos, nunca le ocultó quién era su padre y cuál era su historia. Sin embargo los detalles de la relación entre Ernesto Koplowitz padre y esta mujer en Venezuela (donde ella ha residido siempre) no es más que otro fleco de un folletín que parece no terminar nunca.
El quinto hermano Koplowitz, además de añadir ingredientes a una saga fascinante, invita a que se haga una serie televisiva que me encantaría que dirigiera Almodovar. ¡Ya me estoy imaginando a Amaia Salamanca y a Alicia Borrachero interpretando a las multimillonarias hermanas!