Mujeres de toreros: Del 10 al 1 en estilo
En España, que cultural y económicamente creció rápido y a trompicones desde que se convirtió en una democracia, persisten aun mitos de nuestro folklore más étnico y profundo.
La mujer que ama a un torero, es pura pasión y desgarro. El tópico dicta que debe sufrir, consumida por un hombre valiente e imposible, que siempre va a amar más al toro al que da muerte, que a ella. La fábula es perfecta cuando amor y dolor son recreados por la amada sufriente en forma de copla. Ahí el mito se convierte en leyenda.
Isabel Pantoja, es el prototipo de personaje de este cuento trágico y netamente español. Mujer que se prenda de un torero y no para de sufrir por su ausencia, con un desgarrado y constante canto al amor. Cualquier cosa relacionada con la tonadillera, interesa. Se crean así sagas como las de los dioses grecolatinos: Interesa Encarna Sánchez, porque alimenta la tragedia con una muerte prematura; también Julián Muñoz, y hasta Jesica Bueno.Tanto igual sucede con Belén Esteban, mito contemporáneo que ha forjado una historia de abandono y dolor (sin muerte de por medio, pero también con el fruto de aquel amor por bandera). Belén Esteban no canta ¿Pero no es su discurso una narrativa pasional y doliente? ¿No es su vida una copla de desbocada pasión? Las mujeres de los toreros sufren, padecen y aman como la tradición española manda. Eso sí, sus maneras se han domado, saben aguantar su dolor, disimularlo, o canjearlo por posición social. Cada una, ha hecho de su estilo una declaración de principios. Algunas, parecen interesadas y oportunistas; otras dóciles y estólidas, y las menos, rebeldes y con personalidad.Según su estilo, educación y saber estar (y pendiendo de mi personalísimo criterio) les gloso aquí, de más a menos, el estilo de las mujeres de los matadores. Un top de belleza, pasión, amor y muerte netamente español:
1- Carolina Adriana Herrera: Todavía esposa de Miguel Baez El Litri. Digo “todavía” porque se rumorea que no están en su mejor momento. Sin embargo él, ha tenido siempre un atractivo especial: Es guapo, pero tiene “algo más”, porte elegante de eterno “niño mono”… perfecto para Carolina Adriana, hija de la diseñadora Carolina Herrera, con la que comparte intereses, aunque resulta más estilosa y natural que su madre. Es de esas mujeres que siempre sabe estar, y que, aunque clásica, defiende la comodidad en su forma de vestir. De hecho es empresaria (de las de verdad, no de poner la carita para otros) y madre de tres niños: Olimpia, Miguel y Atalanta. Me gusta mucho ella, y me gusta esta pareja.
2- Virginia Troconis: Es la Venzolana y encantadora mujer de El Cordobés. Lo tenía difícil, porque la anterior mujer, Vicky Martín Berrocal, gustaba mucho al imaginario español: rotunda, con personalidad (para mi gusto ordinaria) y muy mediática. Virginia resultó ser todo un hallazgo: Tiene esa rara cualidad de combinar simpatía y belleza con una sonrisa sincera y llena de vida. Su estilo, sobre todo en momentos informales, es sencillo y favorecedor.Aquí, por ejemplo, descansan en la cubierta de una embarcación, y podría parecer un reportaje de tendencias o unas instantáneas de una revista de moda:
3- Rocío Escalona: La señora de Jose Mª Manzanares es un mito erótico más en potencia que en acto, porque se mantiene en un autoelegido segundo plano: Dicen que es una mezcla entre Belén Rueda, y Vanessa Paradis… Lo cierto es que es de esas mujeres a las que el calificativo sexy, les acompaña sin una pizca de zafiedad. Tras muchos años de noviazgo, se casó con el matador en 2010 y forman una pareja exquisitamente mona, aunque un pelín sosaina. Deberían arriesgar más con su atuendo, e ir más acorde con su edad y las tendencias. Ambos ganarían si no fueran vestidos siempre de matrimonio. Incluso, así, de gala, dan la impresión de ser demasiado serios y maduros ¡Con lo guapos que son!:
4- Estrella Morente: Esta es coplera, y de las buenas además. De adn 100% flamenco, la suya es una belleza racial, un carácter rebelde que trata de disimular, y un marido, Javier Conde igualmente carismático. Son el andalucismo, la renovación del mito, la tradición… En su enlace, ella lució moño lorquiano y un capote torero haciendo las veces de cola del vestido. A estos también les sentaría bien vestirse de discjockeys de Berlín, o cantantes de pop, o algo así. ¡Les sentaría muy bien!
5- Sandra Álvarez: No sólo es la esposa de Óscar Higares, también es la hermana de la actriz Ana Álvarez. Sandra es discreta y yo diría que un tanto dejada. Claro que con 3 niñas y un matrimonio tan feliz… Porque se les ve como el primer día. Hace poco les vi en el Parque de Atracciones y se miraban como tortolitos. También es frecuente encontrarlos en conciertos de Sergio Dalma, Pablo Alborán… Son muy animados, aunque les falta un poquito para ser dvinitys de verdad.
6- Eva González: Haber sido Miss España 2003, novia de Iker Casillas, trabajar como modelo de renombre y tener a Cayetano Rivera de actual pareja, es demasiado ¿No creen? Tal vez por justicia divina, Eva carece de un estilo definido; y tanto a ella como a su novio, les precede una tremenda fama de antipáticos. Sí, son guapísimos… pero nada más.
7- Arancha del Sol: Durante mucho tiempo, aparecía en las listas de las mujeres más deseadas. Era el prototipo de “tía buena” que gusta a los españoles: morenaza, contundente, guapetona y con un punto horterilla. Desde que comenzó su relación con Finito de Córdoba, desapareció de televisiones y posters, y no ha continuado una carrera, que bien podía haber dirigido hacia distintos derroteros. Pese a su situación privilegiada de guapa y famosa, no ha aprovechado esto en pos de su estilo. Una pena. Si se fijan, siempre hay en sus instantáneas ese deje de chica mona de barrio, con un puntito ordinario, que podría haber sido gogó de Ibiza, mujer de torero o la guapa oficial de la urbanización.
8- Mari Carmen Fernández: Este nombre seguro que no les dice nada; a lo sumo, les recuerda a alguna compañera de clase o del trabajo… Y es que si algo define a la mujer de Jose Antonio Canales Rivera es precisamente eso, que pasa desapercibida. No es fea, si acaso un poco señorona con planchado de secador, como recién salida siempre de la peluquería. La discreción, cuando se torna inexistencia, resulta hiriente de tan aburrida. Le falta carisma por todas partes aunque tampoco s puede decir nada malo de ella.
9- Mª José Campanario, llegó como un tornado a la vida social, apareciendo en las horas bajas de Jesulín de Ubrique a modo de salvadora. Resulta primaria, antipática, tosca. Es de esas mujeres que dice de sí misma ser “una señora” (se me ocurren mil halagos para decirse a una misma antes que esta pretenciosa tautología), de esas que ha elegido la profesión de “mujer de torero” y de esas que viven pendientes del “qué dirán”. Tal vez sea simpatiquísima y cercana, pero sus vanos esfuerzos por estilizarse, sus modos desmanejados, su empeño en ser una mujer de acción luchando por sus estudios de odontología… caricaturizan la elegancia del mito español, daña las retinas y hace que Mª José milite en un eterno “quiero y no puedo” que le queda siempre demasiado lejos.
10- Paloma Cuevas: En último lugar, y finalizando este particular ranking de estilo, he situado a la mujer de Enrique Ponce, básicamente por paleta. Una persona que vive por y para ser adalid de estilo, por definición se pierde la sal de la vida: las meteduras de pata, la humildad... la imperfección al fin y al cabo.Ella quiere estar siempre en todo su esplendor, quiere resultar correcta, brillar, culminar... ser admirada. Y eso, amigos, es imposible. Las mujeres más fascinantes –incluyendo su admirada Isabel Preysler a la que trata de imitar sin disimulo- tienen un carisma especial cuajado de desafíos al buen gusto. Algo de lo que ella carece. Le falta personalidad, arranque, humor, cercanía... errores. No nos la podemos creer, yo la percibo siempre en tensión, artificial, constreñida a lo que se espera de ella. Si se dejara llevar, como Naty Abascal cuando –achispada- decía aquello de "Os quiero a todos", su porte nos parecería elegante, real, probable, distinguido... Pero Paloma, y su replanchado marido, resultan estirados en exceso, carentes de distinción y personalidad.
Por si aun existe duda sobre el posicionamiento de este artículo, reitero que es una visión personalísima, producto del mero conocimiento periodístico y el análisis puramente visual. Tal vez mañana, lo vea de un modo diferente. Ya saben, las opiniones son cambiantes y sirven para confrontarlas; y el mito hispánico de la mujer sufriente del matador de toros, admite cien mil lecturas e interpretaciones.