Querida Sara: "Eso de fumar puros que en otra podría quedar como masculino, en ti era el colmo de la sensualidad"
Querida Sara:
Esto se veía venir. Las malas lenguas dirán a lo mejor que al final has quedado para ser madrina de un club de fumadores de puro de Benidorm, pero el comentario es demasiado fácil. Otra con menos sentido del humor que tú y menos segura de sí misma no habría accedido a amadrinar algo así, pero tu eres Sara Montiel y a ti te ha dado, toda la vida, lo mismo lo que digan. Que si tienes ciento siete años, que si estás operada de todo… hombre, algún retoque, por mucho que lo niegues, está claro que te has hecho, pero yo, que te he visto de cerca más de una vez, declaro públicamente que sigues teniendo unas piernas y un pecho que más hubiera querido yo.
Eso de fumar puros que en otra podría quedar como masculino, en ti era el colmo de la sensualidad. No vamos a entrar en el evidente sentido fálico del acto, no, en Divinity somos finísimos, pero vamos, querida Sara que en ti, tomar Jack Daniels, montar en una Harley o ver un partido de fútbol con una cerveza a los Hommer Simpson, no te hace masculina, eres capaz de convertir en femenino lo que te echen.
Mira que podías haber hecho el payaso en la tele como una compañera tuya que yo me sé y vender mucho más de lo que has vendido, pero todas tus exclusivas, incluida tu boda con Toni, el cubano, no con Anthony Mann, han tenido ese punto warholiano que tanto me gusta.
Así que tú, que no tienes que demostrar a nadie tu glamour, con dos narices, vas y presides un club en Benidorm, esa ciudad denostada por muchos, que en el fondo es nuestro Miami. Sí, el público de Benidorm ronda los 70 años, pues estupendo. A estas alturas, por mucha edad que te quites, los 70 si tenemos claro que los has cumplido y da gusto ver los felices que están esos señores que te rodean en la foto de presentación del club. Esos caballeros que habrán tenido sus primeras fantasías sexuales viendo tus películas y que te tienen ahí, en carne y menos hueso que entonces, como Dios manda, que haya donde agarrar.
Sara, querida, eres la única Diva en el sentido americano que tenemos. Excéntrica, inteligente (tanto que siempre has sabido hacerte la tonta, esa máxima que recomiendas para conquistar a un hombre), bellísima y divertida. Si te critican por esto, tu ni caso. Que las estrellas estáis por encima de puros, de Benidorm y de todo lo demás.