"Si Tita entra en la habitación, Blanca le tira algo a la cabeza"
Querido Borja:
Esto, más o menos, se veía venir. Llevabais unas semanas dando indicios por la prensa de que lo mismo empezabáis a acercaros. Porque para vosotros no existen los sms, ni el wasapp, ni el mail, ni el teléfono. Vosotros os comunicáis por el Hola para las cosas importantes o por otras revistas menores para las menos oficiales.
Ayer tu madre se presentó de improviso en la clínica donde tu mujer dio a luz a vuestro tercer hijo. Hay que reconocer que la intención de la mujer fue buena. Hombre, podía haber avisado, pero ella es una mujer impulsiva y apasionada y prefirió daros la sorpresa. O también podría decirse el susto.
Según cuentan los confidenciales, la recibiste en el pasillo de la Ruber y luego os fuisteis a hablar una hora y media a una habitación. Pero no pudo conocer a Enzo, perdona el inciso, pero vaya manía que tenéis en llamar a vuestros niños con nombres que parecen parcas de disco pub de provincias: Sacha, Enzo, Eric…, sólo les falta el apóstrofe y la s. Bueno, perdón, sigo con el tema.
Según el entorno de la baronesa, que el entorno en este caso es ella misma, hubo súper buen rollo entre vosotros y ella es ultra feliz. Eso sí, no pudo conocer al niño. En algunos diarios digitales dicen que “por razones desconocidas”. Hombre, yo no estaba allí y no lo puedo asegurar. Pero esto tiene toda la pinta de presuntamente fue porque si llega a entrar en la habitación, Blanca le tira algo a la cabeza. Una cosa es que la baronesa se quede en el pasillo y otra que, en el típico bajón postparto, vaya y aproveche para hacer las paces con su nuera.
Lo que no queda del todo claro es qué pasó después de la visita. ¿Blanca te echó la bronca? ¿Tú a ella?, perdón esta última opción no se contempla… ¿Blanca lloró de emoción por tu reencuentro con tu querida madre, lloró de rabia, no lloró?
A mi lo de esta presunta reconciliación después de dos años sin veros me parece fenomenal fenomenal, pero, sinceramente, lo que me interesa es el después.
Seguiremos atentamente la sucesión de hechos. Con auténtica devoción.