La perfección deja de obsesionar a Hollywood
Tras tener un bebé y convertirse en portavoz (y seguidora) de la dieta de Weight Watchers, la actriz norteamericana Jennifer Hudson se ha quedado hecha un figurín. Pocos hubieran apostado por que aquella chica gordita que nos cautivó con su voz en American Idol acabaría por convertirse en una estilizada mujer.
Pero lo logró. Y lo vivimos con ella paso a paso. Pero no es nada nuevo. De hecho, es uno de los dichos favoritos de las madres en cuanto te pones a dieta: lo primero que adelgaza es el pecho. Y Jennifer no es ninguna excepción. De aquel voluptuoso escote del que presumía hace cinco años (y que decía amar), ya sólo queda el recuerdo.
Que no cunda el pánico. Si sufrís este contratiempo estético y queréis soluciones, las hay para todos los gustos. Desde las más drásticas (levantarlos o añadir relleno para darles más volumen) hasta las más simples: optar por ropa que no tenga tanto escote, e incluso alguna pegatina que los levante temporalmente.
Sea como fuere, el caso de la Hudson no es el único. Hollywood está plagadito de pechos de lo más natural, y de escotes poco apropiados para la ocasión. Ni la propia realeza norteamericana, personalizada en la siempre impecable Ivanka Trump, se libra de un desliz de cuando en cuando.
¿O es que estamos ante el germen de una nueva moda? ¿Se imaginan que nuestros famosos decidieran, en un arrebato de originalidad, darle una oportunidad a la tendencia au naturel? Para empezar, muchas de las que se pusieron implantes en la fiebre de los 90 ya se han deshecho de ellos. Algo está cambiando...