Miradas felinas en los ojos de Kate Moss y Lady Gaga. Cada una a su manera, claro
Las gafas de sol Noir de Miu Miu del pasado otoño (como las que llevaba Madonna en el estreno de W. E. y que también posee Emma Roberts) parecen ser la punta del iceberg de una tendencia más que palpable: este verano toca rendirse a las gafas de sol retro y con un deje felino.
Por mucho que Paris Hilton siga empeñada en hacernos creer que lo que "diseña" es tendencia y Beyoncé insista en que los cristales redondos molan cantidad, lo que realmente lo está petando es el acabado felino de las gafas. Que se lo digan a Salma Hayek, que no se apea de sus Nikita de Tom Ford, un modelo que no se queda antiguo y que ya vimos a gente como Selena Gomez, Dita Von Teese o Melania Griffith.
También le ha cogido el gusto al cat-like la mismísima Rihanna, adalid de cualquier tendencia que se precie, que ya ha aparecido con infinitos pares de gafas picudas retromodernizadas. Uno de ellos es de la marca británica Cutler & Gross (son plateadas, pero las hay más monas en otros colores).
Las firmas tomaron nota: los desfiles de Prabal Gurung, Proenza Schouler y Nicole Farhi estaban cuajaditos de modelos ladylike con un toque retrofuturista. Quizá para hacer las delicias de la siempre evolutiva Lady Gaga, que ya ha sido vista con un modelito de Gurung y seguramente no decepcionará a los otros.
Fearne Cotton, Kate Moss, Jessica Alba y Charlize Theron surgen como otros de los nombres que también han picado en la fiebre gafil felina, pero prefieren relajar los gestos: un cristal más grande y la pasta menos marcada y en tonos más discretos. Efectivamente, su estilo poco tiene que ver con el de Rihanna o Lady Gaga y más con el común de los mortales. Además, los modelos que llevan se ajustan a marcas tan populares como RayBan, cuyas gafas son precisamente las de Kate Moss y cuestan poco más de 100 euros.