Ser cuatroojos es tendencia
Es difícil descubrir a qué edad las gafas de ver pasan de ser objeto de mofa en el colegio a convertise en accesorio imprescindibles de intelectuales y hipsters. Sea como fuere, una vez pasada la etapa escolar, toca elegir el modelo que más de moda esté.
Si nuestro único referente fueran nuestras divicelebrities, la respuesta estaría clara: nunca salgas de la óptica sin tus gafas de pasta. Ese es uno de los trucos de Jennifer Aniston: la chica anteriormente conocida por sus cambios de tinte y de melena se pone, de vez en cuando, unas gafas de pensar (de pasta y un poco grandes, a lo nerd) que le dan el toque intelectual que las mechas le quitaron.
Algo parecido han hecho actores como Dana Delany y Kenneth Branah con resultados similares. En el caso de ella, las gafas negras de pasta recuerdan mucho a las que llevó durante muchos años Johnny Depp (que en un determinado momento, quizá por la misma coquetería que Brad Pitt, decidió tintar para oscurecerlas) y, por supuesto, las míticas de Woody Allen.
Porque, una cosa está clara: una vez que se empieza con las gafas de pasta, ya nunca se abandonan. Así, tenemos a celebrities más seniors como Ted Danson llevando con orgullo sus gafas de pasta a lo profesor universitario. Además, a primera vista se ve que no es capricho: están repletitas de dioptrías. Lo mismo podríamos decir de Camila Parker-Bowlesquien, además, se las coloca en posición abuelil: bien al fondo de la nariz, para leer mejor.
Pero, aunque parezca mentira, hay quien prefiere ser fiel a sus principios y olvidarse de las tendencias. Así, Sean Lennon, se ciñe a las gafas metálicas y redondas que (exactitudes arriba, exactitudes abajo) tanto recuerdan a su padre. Tampoco Sarah Palin parece dispuesta a conceder ni medio punto a la modernidad y ha hecho famosas sus antiestéticas gafas con monturas al aire. Ya lo saben, de todo tiene que haber en la óptica del señor.