Trucos de famosos para acudir de casa en casa
Hay algo de Halloween que va más allá de la noche de los muertos. Es ese profundo espíritu festivo y de disfraces que adoran los estadounidenses y les lleva hasta customizar sus videojuegos favoritos. El mismo que les hace vestirse y salir con los niños en busca de caramelos por las puertas del vecindario (a veces eso en Hollywood se traduce en festivales y eventos por la ciudad). El clásico trick or treat que hace que los infantes se muevan y salgan de sus sofás por un día.
Efectivamente no tiene mucho sentido ir de vampiro sangrante y terrorífico si lo que quieres es que a tus niños les den caramelos. Lo primero porque no es necesario aterrorizar a la propia progenie (se han dado casos de vástagos abrumados por las bromas pesadas de sus papás) y, lo segundo, porque los niños lo disfrutan de otro modo... Cuanto más color, mejor. Y prefieren referencias de sus dibujos animados habituales.
Como todo en la vida hay dos opciones: dejarse impregnar por el espíritu festivo o pasar de todo y convertirse en ascendente paseador y recolector. Esto es: llevar a los niños disfrazados para que se lo pasen bien, pero no ser partícipe de sus aventuras, al menos estéticamente. Sí, se puede hacer (lo han hecho famosas como Liv Tyler, Edie Falco o Katie Holmes), pero desde fuera se ve como que todo les queda ajeno, un compromiso involuntario que han tomado. Con lo fácil que es ponerse un poco de pintura en la cara y una peluca. ¿No creen?
Pasemos pues a la siguiente opción: padres que sí se impregnan del espíritu festivo. Y aquí el abanico es tan amplio como la imaginación misma. Está la mamá que quiere que su hija sea una "mini yo" (véase el disfraz de Campanilla de la actriz Busy Phillips y su hija) y la que prefiere que nadie eclipse su disfraz (como Tori Spelling, con un disfraz elaboradísimo de Pavo Real mientras que su hija lleva uno prefabricado de princesa). La cuestión parece ser adaptarse un poco a lo que quieran los niños y lograr un consenso. Si no se logra corremos el riesgo de ser una familia perfecta a falta de un elemento. No quiero mirar a nadie, pero Alicia en el País de las Maravillas poco o nada tiene que ver con la familia Batman de David Charvet, ¿verdad?
¿Ejemplos a seguir? Por supuesto. En un mundo ideal nos encanta hablar de los "perfect matches" incluso en los disfraces. El día en que los papás se convierten en un mero accesorio más, qué menos que llevarlos combinados. Así, Alyson Hannigan y su marido acabaron siendo protagonistas de una caja de muñecos (el osito, la muñeca de trapo y el soldado de plomo) mientras que Gwen Stefani convirtió a sus retoños en una réplica de Toy Story (falló, eso sí en la falta de complicidad de Gavin Rossdale).