Si hace unos años llevar aparato para corregir los dientes era materia reservada para nerds y losers del instituto (tomen como ejemplo a Katy Perry en el videoclip Last Friday Night), hoy en día es materia reservada para modernos. Quien tenga algo que arreglar en su dentadura está de enhorabuena, ya que la tendencia no podría ser más hipster. Músicos, deportistas y actores se han unido al fenómeno. ¿Los últimos? El nadador Ryan Lochte o LeBron James, sin olvidar a Lady Gaga. Nadie quiere salir sin su aparato.
Haciendo un recuento, probablemente estemos ante la tendencia que más tiempo ha tardado en asentarse y aceptarse como algo estéticamente positivo. Estamos hablando de siglos de historia, ya que los primeros aparatos para corregir los dientes se han encontrado en restos etruscos y romanos.
El último que se ha sumado a la tendencia es el nadador norteamericano Ryan Lochte, el mismo que acaba de confesar que todo el mundo se hace pis en la piscina. Él subió a recoger su medalla de oro con un protector dental digno del rapero más dicharachero. De hecho, fue un rapero el pionero en hacérselo a medida. Ya se sabe que el rap ama cualquier objeto brillante.
El protector dental metálico de Lochte estaba cuajadito de diamantes y rubíes, representando la bandera estadounidense, y le costó al deportista más de 25.000 dólares (algo más de 1000 dólares por diente). La pieza de arte la firmaba el rapero Paul Wall, que trabaja con el joyero Johnny Dang.
Nada que ver con los protectores de silicona que usan en los dientes los jugadores de baloncesto (como los de boxeo o lucha libre). Ahí también se ha notado una cierta incursión estética, además de la necesidad de salvaguardar la dentadura. ¿Qué me dicen del patriotismo de LeBron James con la bandera de Estados Unidos dibujada en sus dos paletas frontales? Él es uno de los causantes de que los niños quieran ponerse protectores dentales para jugar al baloncesto, aunque solo sea para mascarlos fuera de la pista.
Volvamos a la música. Raperos como Nelly lo han usado, pero es algo que también gusta a las féminas. Sin ir más lejos, Kim Kardashian, Brooke Hogan o Lady GaGa son poseedoras del brillante accesorio y han aparecido en varias fotos luciendo dentadura ornamentada.
Kanye West ha ido un poco más lejos aún y ha hecho del complemento algo permanente. En 2010 se puso la fila inferior de dientes cuajadita de diamantes. Ni nos imaginamos el precio ni a ninguna persona yendo a su dentista a pedirlo, excepto Lil Wayne, que lo hizo piedrecita a piedrecita en su boca.
Mención aparte merecen, aunque nos salgamos un poco del tema, los dientes de oro. Madonna lo llevaban en los 90 y aún hoy en día hay quien hace serios homenajes a todas ellas. Dos mínimos ejemplos: Charlie Sheen y Kesha.
Tampoco pasa vergüenza la fauna de Hollywood al enfundarse los brackets correctores. Si un Tom Cruise ya madurito los lucía en 2002, ahora le siguen jovencitas como Dakota Fanning, Sami Gayle y hasta Malia Obama, la hija del presidente. En España, por cierto, también tenemos una polémica estrella de los brackets: el diseñador David Delfín se los ha puesto para lograr lo contrario de lo habitual, que se le separen y le dejen un monísimo diastema. Lástima que la tendencia diastémica ya esté de capa caida. Esperemos que la de los brackets aguante un ratito más.