Catalina Middleton ha hecho un Royal Tour canadiense impecable en cuanto a estilismos se refiere. Y os podemos asegurar una cosa: no dio puntada sin hilo. A las pruebas nos remitimos:
Salió de Heathrow el pasado jueves 30 de junio (foto de la izquierda) vestida con un blazer de la marca Smythe (originaria de Toronto), un bolso de la britaniquísima marca Mulberry (¡más de moda imposible!) y un vestido del diseñador francés (pero afincado en Londres) Roland Mouret. Lo curioso es que cuando se bajó del avión en Ottawa era ya totalmente canadiense: llevaba un vestido del diseñador canadiense Erdem Moralioglu, que está teniendo mucho éxito en Londres. Precisamente se había rumoreado que éste podía diseñar su vestido de novia...
Durante el día de Canadá, que pasaron en Ottawa, la Duquesa de Cambrigde llevó su vestido de la foto de pedida oficial (¡no sólo recicla, sino que honra a los canadienses con uno de los vestidos más importantes de su armario!) El tocado, con un clarísimo guiño al símbolo del país que visitan, era de Sylvia Fletcher para Lock & Co. En la noche, se decantó por uno de Issa, como en su vídeo de pedida, y lo decoró con un broche de arce propiedad de la reina (ya saben, siempre presente en su viaje). Vamos: el día de Canadá lo honró recordando su compromiso oficial. Además, tuvo ocasión de "evocar" a su manera el cumpleaños de Lady Di. El 1 de julio, fecha en que su suegra hubiese cumplido los 50, Catalina eligió un vestido de su diseñadora favorita, Catherine Walker.
Los siguientes destinos fueron Quebec y Charlottetown. Catalina se bajó del avión presumiendo de moda lowcost con un vestido en tonos crema de Joseph. Tampoco dudó en repetir Erdem, con un modelito que acentuaba su esbelta figura. Más tarde varió hacia Alexander McQueen (¡honrando a la firma de su vestido de novia!). El diseño ya se lo habíamos visto a Sarah Jessica Parker.
El eterno viaje de Guillermo y Catalina en Canadá los llevó hasta Yellowknife. Allí optó por un discreto diseño danés de Malene Birger, y por unos zapatos nude de L. K. Bennet que no apearse. Más tarde, tocó el momento informal, y se enfundó en unos vaqueros de J. Brand. El último outfit del día 5 fue sólo una variación de este último: cambió la camisa por una de Malene Briger y añadió la chaqueta de Smythe con la que la vimos subirse al avión en Heathrow. ¿Ven? Reciclando hasta en el mismo viaje, qué apañada.
Desde luego la mujer del príncipe Guillermo se lo curró (y mucho) en su visita canadiense. Aún así, el viaje será recordado por su bautizo princesil (a ver si tiene que ver con que el vestido es amarillo y trae mala suerte) en Caltary. Catalina se ha esmerado en recordarnos la moda inglesa, que está empeñada en exportar, y ese día eligió un vestido de Jenny Packham, la misma que diseñó el vestido que puso en su primera noche de gala (y que también llevó Blair Waldorf). Otra referencia a una ocasión importante para ella: su primer evento formal como duquesa. Para finalizar la visita, la pareja asistió a un rodeo. Catalina se decantó por una blusa de Alice by Alice Temperley que, convenientemente se llamaba "London Armonia" y unos vaqueros de la firma americana Goldsign. Quizá pensando ya en su próximo destino...