Quizá a ti nunca se te haya pasado por la cabeza. Eres una afortunada. Porque muchas chicas viven debatiéndose entre su yo más urraquil adorador del brillo de una lentejuela y el recato más judeocristiano que les impide destacar sobre las demás. ¿Hay un momento más adecuado que otro para brillar? Desde luego, aquí van solo unos ejemplos:
Una cena de gala. Quizá nunca se dé la ocasión, pero te servirá lo mismo una boda de noche (las únicas en las que está bien visto ir de largo). Toma inspiración en los tonos verde esmeralda de Elie Saab, Armani Privé o el Gucci que le vimos a Salma Hayek no hace mucho.
Si preferís un color más discreto, podéis optar por el azul marino que vistió Petra Nemcova en los últimos premios Glamour. Y si, por el contrario, sois las más almas de la fiesta, podéis decantaros por el fantástico vestido amarillo de Elie Saab que lució Blanca Suárezen los premios Yo Dona. Eso es un hecho: Elie Saab nunca falla.
En un día normal, pero bajo la máxima "menos es más". Una de las claves para no pasarse (como obviamente ha hecho Miranda Kerr en Miranda Kerrel editorial que está haciendo para Vogue Italia La idea es copiar looks como el de Elizabeth Reyes en la presentación de Veet: camisita neutra y pequeña falda con brillantes. Elegante y no tan llamativo.
En un cóctel o fiesta de tarde. Se aplica la misma norma: menos es más. Un ejemplo soberbio es el de Charlene Wittstock, Aunque la falda es un poco volanteada para los gustos más discretos, la parte superior (sin cintura, a lo flapper) no podría resultar más chic. Un poco de brillo denota el espíritu festivo. Pero demasiado brillo puede simplemente parecer el encendido de las luces navideñas en Nueva York. Mucho cuidado.