Michelle Obama juega con su armario
Lejos queda el baile presidencial de 2008 en el que una principiante en la Casa Blanca, Michelle Obama, lanzaba al estrellato a un joven diseñador tras elegir un diseño suyo para el baile inaugural. A día de hoy Jason Wu (que así se llamaba el modisto elegido) tiene ya un hueco propio en la caprichosa industria de la moda, y Michelle ha ampliado enormemente su fondo de armario, y con él los diseñadores que más viste. Aunque eso no significa que haya dejado de lado al pequeño Wu.
Ahora que se encuentra inmersa en la campaña de reelección de su marido (el próximo noviembre son las elecciones), investigamos un poco qué marcas y diseñadores copan sus gustos en el año corriente.
La última vez que la vimos en público, en un partido de baloncesto haciendo arrumacos a su esposo, llevaba falda de Gregory Parkinson (reciclada del año pasado). Hay dos conclusiones que saltan a la vista: la primera es que promociona un diseñador que, aunque desfila en Nueva York, tiene una escasa proyección internacional (ergo, lo da a conocer fuera de sus fronteras de forma gratuita) y la segunda es que puede reusar prendas una y otra vez: ahorro y estilo de la mano de la primera dama. Un ejemplo para el pueblo.
Durante la visita del tour presidencial a Orlando, Michelle llevó dos vestidos en un día: uno de ellos, en tonos verde y azul era de Chris Benz (el mago del color). Ya se lo había puesto hace un año, aunque esta vez decidió usar otro cinturón dorado firmado por una de sus nuevas tiendas favoritas: House of Lavande. Otra vez reciclando. El otro outfit consistía en un humilde top floral de Zara (lo puedes comprar por 25 euros) y unos pantalones blancos. Y haciéndose amiga del pueblo llano.
Porque si hay algo que ya la caracteriza en lo que va de año es la capacidad de mezclar marcas de alta gama, como Narciso Rodriguez, con apuestas más masivas, como H&M (combinado con un cinturón vintage de Alaïa). Así mismo la vimos en sus visitas a Nevada y Colorado en el camión presidencial.
Por mucho que se vista de gala, está claro que Michelle está en plena fase floral. Será la primavera, el amor o simplemente que le pirran los estampados, pero no es raro verla con vestidos informales, como este de DVF que llevaba el pasado junio en Nueva York. Repetimos: como es de extremos, tampoco se corta un pelo en ponerse un magnífico Michael Kors negro con accesorios Dior para una cena de gala. Así es la dicotomía de su walking closet.