Las celebrities mantienen viva la llama, y lo alzan a la categoría ropa de fiesta.
No fue hace tanto tiempo cuando el mono era vestuario (casi) exclusivo de bebés y obreros. Pero, llegamos nosotras y, en nuestro afán por innovar, comenzamos a ponerlo como ropa de entretiempo: justo esos momentos en los que ya no quieres llevar medias pero es demasiado pronto para ir sólo con falda.
Y de ahí hasta ahora su espíritu innovador no fue sino en declive. El año pasado se vivió un auténtico mono boom (y a las discotecas ibicencas me remito), pero éste se plantea aún más complicado: las celebrities están consiguiendo que ese vestuario del demonio (cuesta que quede bien y, para más inri, es imposible ir al baño cuando lo llevas puesto) ascenda a categoría de ropa de fiesta.
Hay quien, como Iman en la gala Met Costume Awards (dedicada este año a Alexander McQueen), consigue que nos apiademos un poco de tan complicado estilismo y hasta suspiremos por lo bien que le sienta a su estilizada piel de ébano. O Heidi Klum, un tanto más sobria enfundada en un Michael Kors en Los Angeles Antique Show. ¿Ejemplo de mala adaptación? Pues, aunque pueda sorprender (porque últimamente es un compendio de aciertos), Jennifer Lopez no soportó la mezcla de mono con es un compendio de aciertosJennifer Lopezbaggy pants Las caderas latinas son engañosas...
Si nos olvidamos de las lentejuelas (no todas queremos parecer un árbol de navidad todos los meses del año), hay otra versión presuntamente elegante que está triunfando: el mono de raso. ¿El principal problema? Que en cuanto te sientes te has vendido a las arrugas.
Pero, como para estar bella hay que sufrir, eso no es inconveniente para que Lindsay Lohan se haya decantado por uno negro y clásico para visitar a Jay Leno y hablarle de su enésima condena (¿por qué era esta vez?) o que las actrices Paz Vega y Ellen Pompeo coincidiesen en modelito de Gucci para sendos eventos de la firma. ¿Nos atrevemos a confesar a quien le queda mejor? Mi voto, en esta ocasión, se quedará nulo.