Somos seres de costumbres. Y, además de tunearnos como Dior manda y hacernos manicuras imposibles, nos gusta llevar accesorios. El verano suele ser más laxo en cuanto a este tipo de tendencias, pero no en el caso de las pulseras, esos pequeños toques de color o destellos en las muñecas. Cada temporada es el turno de un hit, desde las de chinitos de los 90 hasta las Cruciani de este año, pasando por los decenarios que puso de moda Sara Carbonero hace dos años o los chams de plata del anterior. Repasamos las últimas modas fashionistas entre brazo y mano.
Hace veinte años eran los chinitos de la suerte, después vinieron los chupetes (con biberones, etc. adosados a posteriori) y en 2009 tocó el turno de los charms de plata. Una pulsera hecha a medida con diferentes cuentas que venían a representar tus recuerdos, una historia o un deseo. El éxito fue fulminante, tanto como el olvido en 2010. Las firmas Pandora y Luxenter, sin embargo, se pusieron las botas por el camino.
Hace dos veranos nos tocó seguir los pasos de Sara Carbonero. Ella se había dado a los decenarios, y empezamos a ponernos crucecitas de colores como si no hubiera un mañana (por cierto que Carbonero las combinaba con unas Power Balance todavía en auge). Rápido surgieron tutoriales para aprender a hacerlas en casa.
Hasta que el año pasado descubrimos finalmente que las Power Balance no ayudaban al equilibrio ni a tantos otros milagros, el público también se había rendido a sus promesas de goma. Las celebrities las usaron como si fueran mágicas.
La mayor parte de ellas son un capricho de los que se puede decir que son a prueba de crisis, igual que las que estamos llevando este verano. ¿Os dáis cuenta de que siempre son apuestas coloridas para cuando tenemos la piel más morena? De las pulseras Cruciani, que cuestan entre 7 y 13, dicen que alientan la buena suerte (¿quien no quiere un poquito de ella extra?) y son flores o mariposas bordadas. Las llevan desde Dita Von Teese hasta Adriana Ugarte. La suerte se llama en verano, por lo que parece.