De todos los viajes que hagáis como pareja, sin duda pocos habrá tan especiales como la luna de miel. A la hora de pensar en los destinos que más os apetecen, seguro que la mente echa a volar y os visualizáis disfrutando de lugares de ensueño. Si os casáis en esta época del año, además, hay algunos que son especialmente apetecibles. Por eso hemos preparado esta selección con los sitios más románticos para una luna de miel en verano, en la que no faltan las playas paradisíacas, pero tampoco montañas frondosas, arrecifes de coral y templos en acantilados.
Este paraíso africano tiene un clima ideal en verano para disfrutar de sus playas de arena blanca y sus aguas cristalinas. Sin olvidar la exuberante naturaleza que hay alrededor, con frondosas montañas. Para alojaros hay una gran oferta de hoteles de lujo, y además de relajaros, podréis practicar actividades como el buceo y el snorkel. Pero hay más: nadar con delfines, recorrer la isla en barco, visitar las Cataratas Alexandra o el lago sagrado hindú llamado Grand Bassin.
Seguro que has soñado alguna vez con visitar la isla de Bali en Indonesia, y puede que la luna del miel sea la mejor ocasión que encuentres para hacerlo. Si vas en verano el clima será cálido y agradable, perfecto para visitar sus playas y arrecifes de coral, conocer los icónicos arrozales y dejarte arropar por sus frondosas montañas volcánicos. Es un verdadero paraíso para celebrar vuestro amor, y dejaros seducir por la espiritualidad de la isla y los templos, como el Uluwatu que se encuentra en un acantilado.
Este destino situado entre el Golfo de México y el Mar Caribe te ofrece posibilidades únicas para disfrutar de tu luna de miel. Lo más conocido es Cancún y la Rivera Maya, pero también hay que visitar Tulum y sus ruinas mayas, en un ambiente mucho más tranquilo. Si bajáis hacia el sur, podéis llegar hasta Mahahual, un pequeño pueblo de pescadores que es un verdadero paraíso. Sus playas, con su barrera coralina, son un verdadero espectáculo.
Si buscas un destino que sea realmente diferente, este país del África austral os puede cautivar. Los planes son infinitos: visitar el desierto de Namib, con sus increíbles dunas de color rojo, el Cañón natural de Sesriem, la Costa de los Esqueletos con sus restos de barcos encallados o el Parque nacional Etosha, donde veréis guepardos y rinocerontes negros… y si queréis ver una colonia de lobos marinos, no dudéis en visitar Cape Cross, porque es la mayor del mundo.
Viajar a Canadá es una oprtunidad para disfrutar de grandes ciudades como Toronto, Quebec o Vancouver, con un ritmo de vida super animado y un ocio nocturno sensacional. Pero, además, están las famosísimas cataratas del Niágara, sus lagos, montañas y parques naturales. Y ya que habéis llegado hasta allí, quizás no queráis perderos visitar la región ártica de Nunavut, donde los esquimales conservan su autonomía y lengua oficial. Lo opuesto a visitar una playa del Caribe, pero igual de fascinante.