Protocolo nupcial: la llegada de la novia es uno de los momentos más emocionantes
La entrada de los novios es el momento más emocionante de la ceremonia
El protocolo de bodas marca unas pautas para este momento del enlace
Te contamos cuáles son
La ceremonia es el momento más especial de una boda, y todos los pasos que lo rodean, previos y posteriores, no hacen sino embellecer ese momento único en la vida de una pareja. La emoción arranca en el momento en el que los novios hacen su aparición y son vistos por todos los invitados. Para que resulte inolvidable, es imprescindible conocer el protocolo nupcial de la entrada de los novios al enlace. Sin duda, se trata del primer paso para que la ceremonia sea tan perfecta como imaginas.
El novio es el primero en entrar
MÁS
El protocolo marca que el primero en entrar a la ceremonia sea el novio, acompañado de su madre o de un miembro muy cercano de la familia. Ha de llegar hasta el altar caminando por el pasillo, dando por comenzada la ceremonia y creando el ambiente de emoción que todos los invitados desean.
La entrada de la novia
Es inevitable: este es el momento más esperado y también el más solemne. Suele ir acompañada del brazo de su padre, y si no es así, de una persona que sea muy significativa en su vida. Mientras camina sin prisa por el pasillo todas las miradas se centran en ella, aunque también en el novio, que no puede evitar la emoción al verla llegar. La música suena y todo está preparado para el enlace.
Los novios entran a la vez
Cada vez son más parejas las que deciden entrar juntos en la ceremonia. Si bien no es la manera tradicional, sí es una forma muy acertada de hacerlo, ya que de esta forma expresan su voluntad de ser un equipo que camina de la mano por la vida. Representa una visión más equitativa de la relación y, sin duda, más actual con los tiempos que corren.
Otras posibilidades
Cada pareja es única, y por eso las hay que entran al mismo tiempo, con los padres como acompañantes, simbolizando la unión de ambas familias. También los hay que entran por separado, pero sin ir acompañados de nadie, para mostrar que es un paso que dan desde la independencia, la autonomía y la libertad.
Lo cierto es que el protocolo marca una determinada forma de entrar a la ceremonia, pero también lo es que las bodas ya no se rigen al 100% por él. La expresión del amor y la forma de celebrarlo no atiende a normas fijas, y cada pareja debe decidir cómo quiere que sea este momento que, sin duda, van a recordar para toda la vida.