Secreta, con bautizo y con un círculo muy íntimo: recordamos la boda de Alejandro Sanz y Raquel Perera

En el año 2019, Alejandro Sanz y Raquel Perera anunciaban el final de su relación tras siete años de matrimonio y dos hijos en común. Comenzaban ambos un nuevo camino, sus vidas se separaban, aunque gracias a sus hijos, permanecerían unidos para siempre

Esto se ha ido demostrando con el tiempo, han sabido mantener la cordialidad y cariño. El cantante ha pasado por momentos complicados emocionalmente y se ha confiado a sus fans, asegurándoles que no se sentía fuerte, y su expareja no ha dudado en mostrarle su apoyo público y privado. 

"Yo he intentado ayudarle en todo lo que he podido. Creo que es un momento temporal y pasajero”, decía Perera en ‘Espejo Público, confirmando que tiene claro que Alejandro se recuperará de estos momentos de cansancio y tristeza’. "Creo que son momentos puntuales de cansancio y lo mejor de todo es que lo ha reconocido. Lo mejor que puede hacer es lo que va a hacer: subirse a los escenarios".

Aunque durante el tiempo que estuvieron juntos Raquel estuvo centrada en el mundo de la música, ella estudió Psicología, aunque más adelante se especializaría en Comunicación y Marketing. Recuperó su profesión durante la pandemia, creando Terapia a un click, “una plataforma de psicoterapias online, cursos y conferencias sobre autocuidado y salud mental”, tal y como revela en su página web. 

La boda de Alejandro Sanz y Raquel Perera

Ahora su matrimonio ya está disuelto, pero cuando se casaron lo hicieron completamente enamorados, también con una celebración sorpresa, porque los invitados pensaban que acudían al bautizo de Dylan, el hijo mayor de la pareja, que también tuvo lugar en ese mismo encuentro. 

El 26 de mayo de 2012 se producía la doble celebración y Alejandro y Raquel se casaban en su finca de Jarandilla de la Vera, en Cáceres (Extremadura), tras cinco años de relación. Una ceremonia religiosa que tuvo lugar en la ermita que hay en el lugar y a la que siguió una celebración que se extendió hasta altas horas de la madrugada. 

Los novios disfrutaron de este enlace a su manera, rodeados de sus amigos más queridos y alejados de miradas curiosas. Ambos vistieron de blanco, Raquel apostando por un vestido con un toque años 20 de escote halter y luciendo la melena suelta, con grandes hondas. Completó el look con un tocado de cadena bohemia rematada con una joya sobre la frente. 

Esta boda suponía la celebración de un amor que se confirmó en 2007, cuando se publicaban las imágenes que confirmaban la relación entre el artista y Raquel, quien hacía tiempo que formaba parte de su equipo de trabajo. Inseparables desde hacía tiempo, su relación siempre estuvo marcada por la discreción y su enlace no fue diferente. 

Contaron con invitados de lujo, entre los que no faltaron Paco de Lucía, gran amigo de la pareja y padrino de su hijo, Elena Tablada, que acudió junto a quien era su pareja, Daniel Arigita, Antonio Carmona y su mujer, Mariola Orellana, Pepe Barroso o Fiona Ferrer. También estuvieron los hijos mayores de Alejandro, Manuela y Alexander. 

Un momento agridulce, pues poco tiempo antes, Sanz había tenido que despedirse de su madre, María Pizarro, fallecida en el mes de abril.