Aire bohemio, toque romántico y grandes medidas de seguridad: recordamos la boda de Kate Moss y Jamie Hince
La modelo y el músico se casaron en el año 2011, en una boda celebrada entre grandes medidas de seguridad
El vestido de la novia era uno de los secretos mejor guardados y Kate Moss no decepcionó con un vestido de inspiración boho
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La vida de Kate Moss siempre ha sido observada al milímetro desde que la modelo se convirtió en una indispensable de pasarelas y sesiones de fotos, cambiando el mundo de la moda tal y como se conocía hasta el momento.
El interés que su vida ha despertado ha sido mayúsculo, tal vez porque ha estado bañada de escándalos, tanto en solitario como junto a algunas de sus parejas. Su relación con el cantante Pete Doherty fue muy controvertida y aún más comentada. Sin embargo, una vez que esta finalizó, llegó a su vida otro músico, Jamie Hince, guitarrista de The Kills y el hombre con el que decidió casarse en 2011.
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Los rumores sobre una posible boda hacía tiempo que rodeaban a la pareja, de hecho unas fotografías en la playa parecían confirmar que ya se habían casado, aunque resultó que solo estaban jugando con Lila Grace, la hija que Kate tuvo junto a Jefferson Hack. La boda llegó tras una pedida de mano en la que Jamie le regaló un anillo de diamantes de inspiración años 20.
La boda de Kate Moss y Jamie Hince
La modelo y el músico no quisieron hacer las cosas a medias, no por nada ella señaló que esta sería “La boda más famosa de una Kate este año”, en alusión al enlace del príncipe Guillermo y Kate Middleton, un listón bastante alto. Un reto complicado, pero que parece que la pareja se tomó en serio, porque organizaron una boda de tres días, inspirada en los festivales de música a los que ambos eran aficionados.
Si algo caracterizó este enlace fueron las fuertes medidas de seguridad. Nadie quería perderse el enlace del año, pero ellos no querían imprevistos, por lo que incluso se llegaron a cortar algunas carreteras que daban acceso a la zona en la que se casaron. Se juraron amor eterno en la iglesia de San Pedro del pueblo de Southrop, en Inglaterra.
La modelo llegó en un Rolls-Royce de color plata, feliz, sonriente y acompañada de su padre y también de su hija, quien no se separó de su lado. Fue una boda marcada por un destacado aire bohemio y también con un toque romántico, muy del estilo de ambos novios. Él lució un traje de color azul claro y ella escogió un diseño que le iba como un guante.
El vestido de novia fue uno de los secretos mejor guardados de la velada y no defraudó. Fue un vestido de John Galliano de inspiración boho, en seda de color marfil, con tirantes finos y escote en pico. Lució un sobrevestido de gasa semitransparente, con delicados bordados de inspiración botánica y apliques de pedrería. La propia modelo revelaría a la revista Stelle que costó 80 horas bordarlo.
Kate optó por su habitual look natural, con un maquillaje fresco y delicado y el cabello suelo, cubierto por el velo diseño de Stella McCartney sujeto con una diadema. Ella fue una de invitadas que no faltó al enlace, donde se dieron cita destacados nombres del mundo de la moda, pero también de la música.
La pareja anunciaba su separación en 2015 y un año más tarde firmaba los papeles del divorcio.