Así fue la boda de Elena Tablada y Javier Ungría: de la moto con sidecar de él a la biker con mensaje de ella
Elena y Javier se conocieron en Madrid en 2016, se casaron dos años después y se separaron en 2022
Cuando se casaron, lo hicieron convencidos de que su amor era eterno, pero ahora sus diferencias son abismales
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Tras seis años de matrimonio y una hija en común, la relación de Elena Tablada y Javier Ungría llegaba a su final. En junio de 2022 anunciaban que se tomaban un descanso, Elena hacía público un comunicado en sus redes con el que confirmaba los rumores y en el que dejaba abierta la puerta a una posible reconciliación en el futuro.
Esto nunca sucedió, conforme fue pasando el tiempo se hizo patente que la pareja estaba rota y los reproches comenzaron a ser cada vez más frecuentes. Las diferencias entre ellos fueron haciéndose públicas casi con cuentagotas, pero desvelaban que, efectivamente, no había vuelta atrás. El amor que un día se tuvieron ya no existía y comenzaba un nada sencillo proceso de divorcio.
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Incapaces de llegar a un acuerdo, un juez será quien decida, tal y como confirmaba en septiembre de 2023 la propia Elena: "Si tenemos que depender de una tercera persona para el futuro de nuestra hija, pues habrá que hacerlo". Un final que nadie esperaba cuando la pareja se daba el ‘sí, quiero’ en una nube de amor y felicidad, primero en verano en Miami, y después, una segunda vez el 8 de diciembre de 2018 en La Habana.
La boda de Elena Tablada y Javier Ungría
El año 2018 estuvo lleno de amor y celebración para Elena Tablada y Javier Ungría, salían juntos desde 2016 y tenían tan claro que lo suyo era para siempre que no dudaron en casarse por todo lo alto. La primera fue una celebración civil, la segunda fue una boda religiosa que escogieron celebrar en el mismo lugar en el que la abuela de Elena se había casado 70 años atrás, la iglesia San José de Letrán.
Aunque la mayor parte de su vida la ha pasado entre España y Miami, Elena no olvida sus orígenes y por eso, para un momento tan importante en su vida, regresó al lugar que vio nacer a sus padres y de donde se marcharon. Llegaron a España por separado y se conocieron en 1980 en una fiesta en la embajada cubana. Él estaba de paso y ella hacía ocho años que había llegado, siguiendo los pasos de su padre.
Prometían una celebración íntima, pero unos 200 invitados les acompañaron en su gran día y cumplieron, casi a rajatabla, la petición de mantener la celebración lo más íntima posible, por lo que solo se filtraron algunas imágenes compartidas por los invitados. Poco tiempo pasaría hasta conocer más detalles.
Algunos de los que más llamaron la atención, fueron los pequeños gestos que los novios tuvieron el uno para el otro, como la moto con sidecar que Javier conducía con ambos a bordo y banderas de España y Cuba, o la biker de cuero negra que Elena escogió para lucir tras la ceremonia y que lucía a su espalda un ‘Señora Ungría’.
Para su gran día, Elena escogió un diseño de muselina de seda y bordados geométricos de Fernando Claro y él llevó chaqué. "Me casé con el príncipe que la vida tenía guardado para mí, junto a mi princesa, en mis raíces, con la energía de mi abuelo, entre mi familia y mis amigos. ¿Qué más se puede pedir? Estoy inmensamente agradecida a la vida por esta bendición", decía Elena el día de su boda.
Dos años después, a finales de 2020, la pareja daba la bienvenida a su primera hija en común, Camila, la segunda para Elena, que tuvo a su hija mayor, Ella, junto al cantante David Bisbal.