Por lo civil, con muchas lentejuelas y sin sus hijos: así fue la boda de Sara Montiel y Toni Hernández

Hay frases que pasan a la historia, incluso cuando olvidamos de dónde vienen. Si en alguna ocasión has dicho o te han dicho ‘¿Pero qué pasa? ¿Pero qué invento es esto?’, y desconocías su origen, lo puedes encontrar en la boda de Sara Montiel y Toni Hernández, porque fueron las palabras que salieron de la boca de la artista cuando le preguntaron si se habían casado en secreto. 

Una manera de desviar la atención, porque la pareja se había casado en secreto y tenía que mantener el enlace de este modo por el bien de la exclusiva que habían firmado. No hubo demasiada suerte, nadie se creyó las palabras de Montiel, esta no fue una de sus mejores interpretaciones. 

Su relación

La diferencia de edad entre ellos no fue un problema para que se juraran amor eterno en una ceremonia por lo civil celebrada en Majadahonda. Fue precisamente a la salida del ayuntamiento donde pronunció su memorable frase, ante los gritos de la gerente de ‘vivan los novios’ y ante las cámaras de la prensa, que hacía tiempo que seguían con curiosidad la relación entre la diva de 74 años y el joven cubano de 36. 

Al parecer, él había sido un ferviente seguidor de Sara desde que tenía cinco años, llevaban tiempo escribiéndose y parecía lógico que el siguiente paso fuera encontrarse en persona. Comenzaron una relación que les llevó a pasar por el altar de esta insólita manera, protagonizar una portada en la revista Hola y separarse poco después. El matrimonio apenas duró año, a su separación le siguieron duras acusaciones en los platós de televisión y el regreso de Toni a Cuba. 

La inesperada boda

En el verano de 2001, la artista anunciaba su intención de casarse por cuarta vez, toda una sorpresa, pues parecía que tras la muerte de Pepe Tous, con quien tuvo a sus dos hijos, Thais y Zeus, no se casaría de nuevo. Sin embargo, la llegada de Toni a su vida lo cambiaría todo, aunque según algunos amigos cercanos, también pudo ser el hecho de que se sentía sola y con él estaba más acompañada. 

El 17 de octubre de 2002 la pareja se juraba amor eterno y lo hacía con el doctor Claudio Mariscal y Luis Fernando Carrasco como testigos. Los hijos de Sara ni estaban ni se les esperaba, pues siempre se mostraron reticentes ante esta relación de su madre. En realidad planeaban que el enlace tuviera lugar en casa de la artista, pero quien iba a oficiar la ceremonia les dejó plantados un día antes, tal y como recoge el medio al que dieron la exclusiva. 

“Me he casado porque quiero mucho a Tony y me siento muy a gusto a su lado. Yo no puedo esperar a casarme dentro de uno o dos años, porque yo no tengo futuro, solo presente”, dijo la artista. 

La novia escogió un traje de dos piezas en seda y lentejuelas de color champán firmado pro Antonio Ardón, una corona de flores naturales y un maquillaje que destacaba su mirada, obra de Manuel Zamorano. Tras la ceremonia oficial, los novios repitieron el enlace en su domicilio, tal y como habían previsto, con la presencia de grandes amigas, como Carmen Sevilla o Norma Duval.