De Valentino y en dos idiomas: así fue la boda de Magdalena de Suecia y Chris O'Neill
La pareja se conoció cuando Magdalena se mudó a Nueva York para superar la traición de su expareja
Desde que se casaron han vivido en Nueva York, Londres y Miami, ahora han dicho que regresarán a Estocolmo
Los detalles más desconocidos de Magdalena de Suecia: de sus estudios a su compromiso roto
En 2023 se cumplieron diez años de uno de los momentos más importantes en la vida de Magdalena de Suecia y el financiero británico Chris O’Neill. Un enlace que se producía poco antes de que la joven cumpliera 30 años.
Ninguno de los dos pudo ocultar la felicidad que supuso para ellos dar este paso. Las sonrisas les acompañaron desde el momento de cruzar sus miradas cuando la novia llegó a la iglesia, hasta el momento de recogerse. Una celebración por todo lo alto en la que no faltó nada, ni música, ni bailes, ni diversión, pero en la que el amor fue el verdadero protagonista.
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La boda de Magdalena de Suecia y Chris O'Neill
La pareja se conoció a raíz de un momento compilado en la vida de Magdalena. La joven rompía su compromiso con quien había sido su pareja durante los últimos ocho años tras conocerse que este le había sido infiel. Decidió tomarse un tiempo y trasladarse a Nueva York, donde conoció a Chris a través de unos amigos comunes. Las primeras imágenes de ellos juntos vieron la luz en 2011. Dos años después, el 8 de junio de 2013, tenía lugar su boda.
La novia optó por un favorecedor diseño de Valentino, hecho en organza de seda con encajes de chantillí y color marfil. Un escote tipo barco con el encaje cubriendo parte del pecho y las mangas, de manga corta, un diseño también contaba con una ligera apertura en la espalda, cintura ceñida y voluminosa falda. Remataba el look con un velo de organza de seda y borde de encaje. Escogió para su gran día la tiara fringe, que pertenece a su padre, el Rey.
La ceremonia comenzó a las 16:00 horas en la capilla del Palacio Real de Estocolmo ante 350 invitados y se celebró en dos idiomas: inglés y sueco. Una vez convertidos en marido y mujer, la pareja salía al balcón a saludar a los presentes y compartían con ellos, como ya es tradición, un beso de recién casados. Chris no pudo ocultar su felicidad en ningún momento, dejando ver su lado más natural y espontáneo.
Su salida de la iglesia fue recibida con 21 salvas de cañón y un posterior paseo en carroza descubierta durante el cual los novios saludaron a todos los presentes. La celebración posterior tuvo lugar en el Palacio de Drottingholm, donde los invitados tuvieron que llegar en barco porque está en una isla.
Aunque se celebró como una boda real y todo estaba pensado al detalle, no estuvo exenta de problemas, por ejemplo, el equipo de costura de Valentino tuvo que arreglar el vestido sobre la marcha porque la novia había adelgazado en los días previos y le quedaba grande.
Desde el principio estaba claro que la pareja tenía intención de continuar con sus vidas al margen de los compromisos de la corona. De hecho, Chris solicitó seguir siendo ciudadano privado, por lo que no recibe ningún estatus real. Desde que se casaron, la pareja ha vivido en Nueva York, Londres y Miami, aunque todo apunta que pronto se mudarán a Estocolmo con sus tres hijos, Leonore, Nicolás y Adrienne.