En un pasado no muy lejano, los padres de los novios asumían casi en la totalidad el gasto de la boda de sus hijos. A día de hoy, la mayoría de parejas que deciden pasar por el altar son independientes económicamente, llevan un tiempo viviendo juntos y han tenido ya que resolver cómo distribuir los gastos cotidianos. Así que son los propios novios los que pagan la boda, aunque puedan recibir alguna ayuda de sus familiares, por lo que se enfrentan a una conversación muy importante acerca de cómo afrontar el presupuesto de la misma. Es esencial, por lo tanto, saber cómo hablar de dinero con tu pareja para repartir los gastos de la boda y que nada empañe la emoción de este gran momento en vuestras vidas.
Cuando os habéis decidido a dar el paso y comenzáis a planificar vuestra boda, es comprensible que lo último de lo que os apetezca hablar sea de dinero. No pasa nada porque dar rienda suelta a la imaginación y empezar este gran viaje hablando del banquete, los invitados o los trajes de la boda. Pero el siguiente paso es hacer números reales y establecer un presupuesto para vuestro gran día.
Y llegados a este punto da igual que el presupuesto sea grande o pequeño. Lo que realmente importa es podáis disponer de él y que sepáis cómo vais a repartir los gastos sin que la ilusión por planificar se vea mermada en el camino.
Es cierto que hay problemas que pueden desaparecer cuando se dispone del dinero necesario, pero no tiene por qué ser siempre así. Así que, sea cual sea vuestra situación económica, organizar una boda requiere de una conversación clara y honesta entre los novios.
El dinero es uno de los principales temas de discusión entre las parejas, incluyendo los gastos cotidianos como la compra de comida. Por eso hay que tomarse muy en serio hablar y estar dispuesto a escuchar cuando nos enfrentamos a un desembolso económico tan grande como el que necesita una boda.
Lo ideal sería pensar que ambos tenéis los mismos ingresos y ahorros, y que para afrontar vuestra boda todo es tan sencillo como dividir los gastos al 50%. Si es así, estás de enhorabuena. Cuando esto no ocurre, hay que hablar con claridad de cuánto está dispuesto a aportar cada uno, abrir una cuenta en común exclusiva para la boda, valorar si se va a recibir apoyo por parte de los padres o familiares cercanos, calcular cuánto hay que ahorrar o si se va a pedir un préstamo que se viable pagar… No existe una fórmula única, y la mejor será la que encuentre cada pareja desde la sinceridad y el realismo, valorando cuánto puede y cuánto quiere gastar en su boda. Una vez que este tema quede resuelto, podrá comenzar el disfrute de los preparativos sin que el dinero suponga un tema de conflicto.