Ha sido largo el camino que Iñaki Williams y Patricia Morales han recorrido hasta convertirse en marido y mujer. La relación de la pareja ha cambiado mucho a lo largo del tiempo porque pasaron de conocerse a convertirse en amigos y, después, a iniciar una relación que pasaba por algunos altibajos. 

Al comienzo de su noviazgo, en 2018, la pareja era captada discutiendo en la calle, una tensa situación que les causaba más de un quebradero de cabeza, pero que fueron capaces de dejar atrás y superar, tanto es así que sellaban su amor con un divertido enlace el 1 de junio de 2024. 

La Basílica de Begoña de Bilbao fue el lugar escogido por la pareja para su gran día, una celebración que después continuaron con todos sus familiares, amigos y seres queridos en el Palacio de San Miguel. Una fiesta que quisieron organizar a su imagen y semejanza, donde no faltaron detalles personales y homenajes a los orígenes de las familias de ambos, porque no faltaron los guiños africanos durante el banquete, teniendo presente que la familia del novio es natural de Ghana. 

Saltándose las tradiciones, era Patricia la primera en llegar a la basílica, aunque fuera por unos pocos minutos, y lo hacía radiante, luciendo un vestido diseño de Sophie et Voilá. El primero de los que tenía preparados para su gran día y de los que presumió a través de sus redes sociales, que han sido testigos de muchos de los detalles del enlace que fueron compartiendo poco a poco. 

El que lució en la fiesta y baile era también de la firma bilbaína, pero con un toque mucho más atrevido y actual, con un detalle en las mangas y un tejido de encaje.

Su traje de novia era un diseño sencillo, atemporal y elegante, de escote barco, silueta entallada y muy favorecedor, clásico y dejando todo el protagonismo a la cola, que partía desde los hombros. Patricia optó por llevar el cabello recogido y no pudo borrar la sonrisa de su rostro mientras caminaba por el pasillo con el brazo de su padre en una mano y un ramo de rosas blancas en la otra. 

El novio llegaba al altar tranquilo, del brazo de su madre y luciendo un esmoquin de chaqueta blanca con solapas negras, pantalones oscuros, pajarita del mismo color y una sonrisa de oreja a oreja. El jugador del Athletic de Bilbao y la bilbaína graduada en Marketing Digital y Comunicación contaron con unos 280 invitados, entre los que no faltaron los compañeros de equipo del futbolista. 

Fueron recibidos con un cóctel en los jardines del Palacio de San Miguel, como ya es habitual en las bodas actuales, tras lo cual tuvo lugar el banquete, una cena con barra libre posterior durante el baile, que culminó con una ya tradicional recena. Una gran celebración en la que compartieron momentos para el recuerdo con sus seres queridos, bailes y risas con sus amigos y que los invitados parecían encantados de compartir con ellos y también con sus seguidores.

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