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"Una fiesta familiar" sin prensa: así fue la boda de Isabel Preysler y Carlos Falcó, marqués de Griñón

La boda de Isabel Preysler y Carlos Falcó, marqués de Griñón, supuso la segunda vez que ambos pasaron por el altar. La socialité había estado casada anteriormente con el cantante Julio Iglesias, mientras que Falcó tuvo como esposa durante siete años a Jeannine Girod.

Ambos consiguieron la nulidad matrimonial y celebraron su boda en secreto, guardando todas las precauciones posibles para que la noticia no llegara a la prensa. Era el año 1980 y la pareja continuaría casada hasta 1985. Tanto a Isabel como a Carlos les pesaba lo vivido en sus anteriores matrimonios, y con su unión pretendieron darle un giro a su vida social y sentimental. 

La anulación de sus anteriores matrimonios

Para Isabel Preysler no fue fácil ser la mujer de Julio Iglesias, con quien tuvo a sus tres primeros hijos (Chábeli, Julio José y Enrique). Él era una estrella internacional que encarnaba la perfecta imagen del seductor o mujeriego, qué más da. Con todo, quedó fascinado por Isabel nada más conocerla y a los ocho meses ya estaban casados.

Fue el mes de enero de 1971 cuando se celebró la mediática boda que, tras conocer a Carlos Falcó, no estaba dispuesta a repetir. Tras las constantes infidelidades del cantante, la separación llegó siete años después de la boda. Para volver a casarse, Isabel Preysler consiguió la anulación del matrimonio. El encargado de realizar esta gestión fue el abogado Antonio Guerrero, duque de Cardona y amigo íntimo de Carlos Falcó. Para lograrlo, tuvo que recurrir al Tribunal Estadounidense de Brooklyn, que era mucho más permisivo que el de La Rota. 

Por su parte, Carlo Falcó también llegaba a la relación con alguna lección aprendida y un desengaño amoroso a sus espaldas. Él se había casado en 1963 con Jeannine Girod, una joven perteneciente a una familia de la jet set europea cuya fortuna se había forjado en el negocio de la relojería y las joyas. Con ella y su primer hijo vivió primero en California, aunque la segunda hija ya nació en España.

Al parecer, Girod no se resignaba a una vida en el campo, donde Carlos era feliz con sus viñedos, y terminó dejando al aristócrata tras enamorarse de Ramón Mendoza, el que fuera presidente del Real Madrid. Tras la dolorosa ruptura, Carlos Falcó no solo consiguió la anulación del matrimonio, sino también la custodia de sus dos hijos. 

Un romance secreto

Cuando Isabel y Carlos se conocieron, ella aún no estaba separada oficialmente de Julio Iglesias. Así que ambos se encontraban en secreto en la casa del marqués, que residía en la calle Fortuny en Madrid, o en la finca El Rincón, que heredó la hija en común de ambos, Tamara, y donde celebró su mediática boda

La diferencia de edad de la pareja (14 años) no fue nunca un problema para la relación. De hecho, parece ser que Isabel agradeció la calma que Carlos aportó a su vida tras el matrimonio con el famoso cantante, además de suponer una gran oportunidad que supo aprovechar para introducirse en los círculos más exclusivos de la alta sociedad. 

La boda: una fiesta familiar

Para que la boda se mantuviera en secreto, los novios invitaron a algunas personas cercanas a lo que catalogaron como “una fiesta familiar”. Fue la madre de Carlos, la duquesa de Montellano, la que se encargó de organizar los preparativos, aunque al principio era reticente a la relación de su hijo con la socialité. Pero no pudo obviar lo enamorado que estaba su hijo de Isabel, así que fue ella también la encargada de convencer a los padres de la novia para que dieran su visto bueno al enlace, ya que no querían que su hija pasara una segunda vez por el altar. 

La boda se celebró el 23 de marzo de 1980 en la capilla de la finca Casa de Vacas, ubicada en la localidad toledana de Malpica de Tajo y que era propiedad de la familia Falcó. El enlace se blindó a la prensa rosa y los asistentes fueron la madre del novio y los padres de la novia, los hijos y hermanos de él, los hijos de ella y su niñera.

La novia llegó 45 minutos tarde a la capilla, enfundada en un vestido con encajes en color salmón que había diseñado por Jorge Gonsalves. Durante la ceremonia sonó la Salve Rociera de Los del Río, ya que los cantantes eran grandes amigos de la novia. Para festejar a los recién casados se sirvieron aperitivos acompañados de vinos de las bodegas del marqués.

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