La boda entre John y Jackie Kennedy se convirtió en uno de los eventos más importantes del siglo XX, sobre todo para la jet set americana. El que fuera presidente de Estados Unidos conoció a Jacqueline Lee Bouvier en una cena con amigos en común, cuando ella trabajaba como reportera en el Washington Times-Herald. La joven se había graduado en 1951 en la George Washington University y llevaba dos años junto al político cuando este le pidió matrimonio.

Por aquel entonces, John ya era senador de Massachusetts y eligió la vuelta de Jackie de Londres, donde había ido a la coronación de la reina Isabel II, para pedirla que se casara con él. Ella no lo dudó en ningún momento. Para ese momento tan especial, el político compró un anillo que pasaría a la historia.

Este estaba diseñado por Van Cleef & Arpels y contaba con un diamante de casi tres quilates y una esmeralda de 2,83 quilates. Eso sí, unos años más tarde, en 1962, Jackie dio otro aire al anillo con unos diamantes redondos.

El enlace se celebró el 12 de septiembre de 1953 en la iglesia de Santa Maria en Newport frente a una multitud de invitados y de curiosos que se agolparon a las puertas. Se rumoreaba que Jackie quería una boda más íntima, pero los Kennedy tenían otra idea y organizaron un enlace por todo lo alto. Entre los invitados, se encontraban distintos políticos, millonarios y famosos.

Para ese momento tan especial, la novia se decantó por un vestido de color marfil con una falda de 50 metros de volantes que había sido diseñado por Ann Lowe. Eso sí, Jackie tuvo tan mala fortuna que justo unos días antes del enlace, el taller del diseñador se inundó y se estropearon tanto su vestido como los de las invitados de honor. Es por eso que tuvieron que volver a reconstruirlo desde el principio.

Jackie caminó hasta el altar del brazo de su padrastro, Hugh Auchincloss, ya que su madre no pudo acudir. Esto se debió a que la noche anterior habían organizado una recepción, donde John, el padre de la novia, no había sido invitado, debido al problema de alcoholismo que sufría. Por eso, decidió beber toda la noche y no estuvo preparado para levantarse a la mañana siguiente, el día de la boda.

Tras el enlace, los 1.200 invitados se dirigieron hasta Hammersmith Farm, la finca de Auchincloss, y donde bailaron por primera vez como marido y mujer. Después de la celebración de la boda, el recién estrenado matrimonio se trasladó hasta Acapulco para celebrar la luna de miel.

Con el paso del tiempo el matrimonio se fue debilitando, sobre todo debido a los distintos escarceos de él. Además, esto sucedió a la vez que se producían distintos problemas de salud en el político. Por eso, le tuvieron que operar de la espalda y casi se quedó paralítico.

También, sufrieron problemas de otra índole: Jackie sufrió un aborto en 1954 y dos años más tarde dio a luz a una niña que nació sin vida, Arabella. En 1957 nació el primer hijo de la pareja, una niña a la que llamaron Caroline. Y cuando John comenzó a tomarse su carrera política en serio y decidió presentarse como presidente del gobierno, no había día en el que su mujer y su hija no le acompañaran. Una vez que John se convirtió en presidente del gobierno, Jackie se dio cuenta que su lugar no estaba en la política y que su paso por la Casa Blanca iba a ser complicada.

Luego, aunque su matrimonio no gozara de la mayor estabilidad, tuvieron a su tercer hijo, John Fitzgerald Kennedy Jr. El joven que siempre había sido un apasionado de la aviación tenía su propia avioneta personal en la que acabó falleciendo, junto a su mujer y su cuñada, en el Océano Atlántico. El accidente se produjo debido al mal tiempo que hacía ese día y los cuerpos fueron localizados tres días más tarde. Más tarde, intentaron volver a ser padres, pero Patrick nació con problemas respiratorios y acabó falleciendo a los pocos días de venir al mundo.