¿Quién no ha oído hablar de ‘el armario de la Piquer’? Concha Piquer se convirtió, durante los años 30 y 40, en una de las actrices y cantantes más conocidas y reconocidas. Considerada una de las mejores artistas de la época, Concha se casó con Antonio Márquez Serrano, con quien tuvo a su única hija, a quien también llamó Concha.
Poco sabíamos de Concha Márquez Piquer hasta el pasado 18 de octubre cuando se conoció que había fallecido, a los 75 años, debido a una neumonía. La cantante había seguido con el legado de su madre, haciendo que el nombre de Concha Piquer no se perdiera en el olvido.
Como no podía ser de otra manera, Concha se unió en matrimonio con otro grande de la jet set española, el torero Curro Romero. Ambos se conocieron cuando ella tan solo tenía 15 años y lo suyo fue un flechazo en toda la regla. Concha vivía con sus padres en un piso de la Gran Vía y un día, al bajar a la calle, se encontró con este torero que tanto triunfaba. “He encontrado al amor de mi vida”, le dijo a su madre.
Asustada, Concha decidió enviar a su vástaga lejos de España y esto le llevó, durante tres años, a lugares de Europa como Inglaterra y Suiza, alejándola de Curro. Cuando volvió a España, ella seguía enamorada del torero. Y ocurrió todo aquello que la madre intentaba evitar.
El 26 de octubre de 1962, la pareja se casó en la Iglesia de los Jerónimos de Madrid. El enlace se convirtió en uno de los más especiales y reconocidos de la época y congregó a miles de personas. Entre los invitados, nos encontramos con Antonio Márquez, padre de la novia, o Lola Flores.
El banquete se celebró en el Hotel Wellington de la capital, donde acudieron 1.300 personas. Además, tal y como contó la propia novia en sus memorias, sufrió algún que otro problema de salud, como una lipotimia. Tras la boda, o a lo mejor un poco antes, comenzaron los problemas.
A Concha no le gustaba nada la profesión de su recién estrenado marido y sufría cada vez que el torero se ponía frente al animal. Por eso, siempre acudía a todas las corridas. “Era más doloroso esperar en casa una llamada”, contaba Concha. Tampoco podemos olvidar la fama de mujeriego de él, que llevaba a la actriz a su límite. A Curro tampoco le gustaba que la actriz siguiera los pasos de su madre y, por eso, le dio un ultimátum. Algo que ella misma no prestó atención.
Así, la cantante debutó en 1970 cuando ya llevaba siete años de casada y había tenido a sus dos hijas, Concha y Coral. 17 años después de darse el ‘sí, quiero’, la pareja vivió una crisis que les llevó a separarse para siempre. La separación, de forma legal, llegó en 1982, unos meses después de que se aprobara la Ley de Divorcio en España, lo que hizo que se convirtieran en pioneros en el tema.
Su relación fue de lo más tensa hasta 1986, cuando una gran tragedia golpeó a la familia Romero-Márquez. Coral fallecía en Estados Unidos debido a un accidente de tráfico. La joven había comenzado su carrera musical junto a su grupo de música, Avenida pasión. Esto se convirtió en uno de los peores momentos de la vida de Concha y Curro.
A pesar de todo, ambos pudieron volver a rehacer su vida. Concha se enamoró del actor Ramiro Oliveros, con quien tuvo a su tercera hija, Iris. Y el torero lo hizo con una amiga de toda la vida, Carmen Tello. En febrero de 2003, Carmen y Curro se casaron en una boda civil en la localidad sevillana de Espartinas. Ahora, ambos desean pasar por el altar en una ceremonia religiosa.