Las ocasiones en las que debemos vestir de etiqueta son, por lo general, muy contadas. Es posible que en alguna etapa de nuestra vida se concentren varios actos o celebraciones que nos los exijan, aunque para la inmensa mayoría serán hechos aislados. Esto quiere decir que al no ser nuestra forma de vestir habitual es muy posible que se nos escapen las reglas de protocolo que nos van a dar la clave para acertar. En el caso de las mujeres, siempre existen diferentes opciones que podemos ir adaptando a cada situación, pero para los hombres estas se reducen a tres: esmoquin, chaqué y frac.
En ocasiones la invitación no aclara qué tipo de traje hay que vestir, y entonces es fácil que nos dejemos llevar por las tendencias del momento y nuestros gustos personales. Pero si tenemos claro que no queremos desentonar, ni invertir una cantidad de dinero importante en el traje equivocado, debemos acudir al protocolo para saber cuál es la opción más adecuada.
En el caso de las bodas, tanto para novios como para invitados, cumplir con el protocolo y la etiqueta es fundamental, así que queremos arrojar algo de luz sobre las dudas que os puedan surgir al respecto, para ayudar a que todo salga perfecto, tanto si eres tú quien te casas, como si eres asistente al enlace y la celebración. A grandes rasgos podríamos decir que el esmoquin es un traje de fiesta para la tarde y la noche; el chaqué para celebraciones de día y de primera hora de la tarde; y el frac es considerado como la máxima etiqueta en el vestuario masculino.
El origen del chaqué lo encontramos en la Inglaterra del siglo XIX, donde lo utilizaban los hombres para montar a caballo. Esta es la razón de su abertura trasera, ya que les permitía mover los brazos con comodidad a la hora de montar. En la actualidad se utiliza en las celebraciones de día y en las que comienzan a primera hora de la tarde, aunque su uso está muy extendido y podemos encontrarlo en eventos que tienen lugar a cualquier hora.
Si el novio viste chaqué, la recomendación es que los testigos hagan lo mismo, pero en un color diferente. Aún así, la tendencia actual está imponiendo que la distinción no se dé en todo el chaqué, sino solo en el chaleco y otros complementos.
El chaqué tradicional se compone de estos elementos:
El esmoquin
Es el que antiguamente utilizaban los caballeros cuando iban a fumar, por eso se le conoce con ese nombre. Se le considera un traje de fiesta, y no tanto de ceremonia, aunque se utiliza con mucha frecuencia en las bodas.
Está indicado para el final de la tarde y también por la noche. Está compuesto por:
Se le considera la indumentaria masculina de máxima etiqueta y tiene la misma consideración que el traje nacional, por lo que es un atuendo de gran gala. Se utiliza en actos formales de carácter nocturno, como bailes de gala o cenas Estado. Se utiliza en bodas en las que se tenga claro que la elegancia va a ser máxima y para llevarlo es necesario que venga especificado en la invitación. Se compone de: