La iluminación será uno de los puntos más importantes en una boda, ya que de ella dependerá crear un ambiente mágico, especial y único de este importante día. Esto se podrá conseguir gracias a unas buenas luces, que convertirán la llegada al altar, la entrada al salón, al banquete o el momento del corte del pastel en algo realmente reseñable.

Hay que saber que la luz ejerce un efecto especial sobre nuestros sentidos y dependiendo de la iluminación del lugar podemos percibir las cosas de una manera u otra. Las texturas, los colores, los sabores y los sonidos estarán conectados a la luz, y por eso, será muy importante proporcionarle la importancia que tiene y saber cuáles son los elementos que debemos utilizar. Además, habrá que tener en cuenta la hora del enlace, si hay luz natural, filtros de colores, sombras e, incluso, la localización.

Para bodas diurnas y matutinas, lo más importante será aprovechar la iluminación natural, teniendo en cuenta que la luz cambia a lo largo del día, por lo que el efecto no será el mismo durante toda la fiesta. Así, los colores de la boda dependerán de la decoración y de las combinaciones de otros elementos como pueden ser las flores. Por ejemplo, una tonalidad azul brillante podrá opacarse o volverse verde dependiendo del color y de la intensidad de luz que se aplique sobre él.

Por tanto, habrá que cuidar muy bien las gamas de colores con las que se combine, ya que esto dependerá de la vivacidad de la fiesta, así como de la salud y la comodidad visual de los invitados. Además, la luz se medirá por temperaturas: los tonos más azulados serán los más fríos, mientras que los rojos entrarán dentro de los más cálidos.

Estos elementos podrán combinarse con el clima natural para lograr una ambientación armónica o también se podrán crear diferentes climas a partir de la propia luz. Esto último será algo relativamente fácil y que quedará muy bien. Las luces led, las de tipo globo y aquellas que proporcionan un efecto de ‘iluminación arquitectónica’ aportan mucho diseño a la celebración.

Gracias a estos, se pueden conformar figuras como flores, corazones o estrellas, que se proyectarán sobre superficies despejadas para que puedan apreciarse con bastante claridad. Además, en el caso de que la boda sea exterior, lo mejor será que se aproveche la sombra de los árboles o que se iluminen con antorchas. También, los globos serán muy alegres y luminosos.

El tamaño de las lámparas será importante y dependiendo de lo grandes que sean, sus efectos se volverán más o menos suaves. De igual manera, con las luces más pequeñas se podrán formar tendidos, un camino de cuentos de hadas o hasta palabras. También, se podrán aprovechar otros elementos, como pueden ser las velas. Estas serán unas buenas aliadas para el misterio, el romance o la calidez. Lo más importante será que se vuelvan parte de la decoración.

Será esencial que la iluminación de la boda sea uniforme, para que no haya zonas más oscuras que otras sin que ese sea su propósito. También, será posible iluminar con diversos colores para que, por ejemplo, cada mesa tenga un color.

De la misma forma, habrá diversos momentos clave que tendrán que estar bien iluminados. Para eso se necesita mucha coordinación y precisión. Así, la entrada de los novios debe estar bien iluminada, pero esta puede ser más deslumbrante o misteriosa y romántica.

Para la hora del baile, lo mejor será que la luz sea baja y haya destellos de iluminación. Los faroles también serán una buena idea para iluminar toda la pista. Además, habrá que utilizar las luces para representar algo simbólico, como pueden ser los faros. Aún así, habrá que prestar especial atención a los materiales, ya que, por ejemplo, la madera absorbe la luz o el agua refleja los colores.

Combinar el cristal y los espejos, para reflejar la luz, será un truco deslumbrante. También, las telas y sus texturas reflejan la luz o la atrapan, según el color. Por tanto, será muy importante contar con el consejo de profesionales en el tema de la iluminación.