Las chicas (plebeyas) quieren ser princesas: analizamos el 'estilo Cenicienta' del siglo XXI
Marta Martínez
01/09/201616:31 h.Las casas reales de toda Europa pronto recibirán la invitación de la que será una de las citas obligadas para el próximo verano. El hijo de Ernesto Hannover, ex marido de Carolina de Mónaco, le ha propuesto matrimonio a su novia, Ekaterina Malysheva. Su apellido no procede de ninguna familia de renombre y su profesión tiene poco que ver con el protocolo de la aristocracia. Una espectacular diseñadora de moda rusa que tras pasar por el altar ostentará el título de Princesa de Hannover y duquesa de Brunswick-Lüneburg.
No es la primera ni será la última que dé el sí quiero con el boato que exige la realeza sin contar con un apellido de sangre azul. Las costumbres cambian y las encorsetadas reglas de la realeza se adaptan al siglo en el que vivimos en cuestiones de amor. Pero, ¿también lo hace en cuestión de estilo? Este punto se mantiene fiel a ciertas reglas no escritas que todas las novias no aristócratas han cumplido en su camino hacia el altar. Así descubrimos que el estilo princesa es ya todo un género entre la moda nupcial y eso es por algo. Todas las novias que han pasado a formar parte de una casa real han cumplido ciertos protocolos a la hora de diseñar su vestido.
Escotes recatados
Es una de las primeras máximas en toda boda real que se precie. No enseñar demasiado es un 'must'. No es problema para los diseñadores de vestidos de novia que cuenta con recursos más que suficientes para hacer que haya variedad de escote para todas. El cuello chimenea ha sido el favorito por la mayoría, el más austero y exagerado lo llevó la ahora reina de Holanda, Máxima Zorreguieta. En el 2001, Mette Marit casada con el rey Hakon de Noruega, se atrevía con el escote barco y abría la veda que en 2004 la reina Letizia retomó con un escote en uve combinado con un cuello chimenea. En cualquier caso, los centímetros de escote han de ser necesariamente muy discretos.
Brazos a cubierto
La manga larga parece ser otro de los elementos indispensables en cualquier vestido de aspirante a princesa que se precie. Todas ellas, desde la reina Silvia de Suecia, en los años 70, hasta Kate Middleton y su Alexander McQueen en el 2011 han sido fieles a cubrir sus brazos. Tan solo la manga tres cuartos de Máxima Zorreguieta y Mary Donaldson ha sido capaz de desbancar la manga real por excelencia.
Telas con cuerpo
También todas ellas han tenido en común la elección del tejido. Telas con mucho cuerpo como el satén o la seda, combinadas en algunos casos con brocados, en el de Doña Letizia, o con encaje en el de Kate Middleton.
Colas kilométricas
Parece que el grado de enlace real se mide según los metros de cola del vestido de la novia. Metros y metros de tela han sido utilizados en todos y cada uno de los diseños realizados para las futuras princesas.
Ramos en cascada
Hasta el estilo de las flores parece seguir un patrón muy definido. Los ramos de la novia parecen más reales si son en cascada. Un estilo que para el resto de novias está ya ligeramente pasado de moda pero que para las princesas, parece ser algo inamovible. Especialmente llamativo fue el de la princesa Mette Marit, con una cascada excesivamente larga. Quizá fue la única manera rebelarse ante el encorsetado estilo real que impera en las bodas de sangre azul.
Las joyas de la corona
Una boda real es uno de los momentos en los que sacar toda la artillería pesada, y por artillería nos referimos a joyas. Tiaras con historia y muchísimos kilates que las novias toman prestadas de sus familias políticas. La de la reina Letizia fue la misma que llevó la Reina Sofía en su boda, de estilo imperio de diamantes y platino; la de la princesa de Inglaterra fue la tiara Cartier que la reina recibió por su 18 cumpleaños (en 1936) y es una de sus piezas más especiales. La más llamativa fue la de la reina Silvia de Suecia en 1976, la tiara de los camafeos que se remonta la Emperatriz Josefina, mujer de Napoleón.
Ahora solo queda comprobar si este guión, hasta ahora el ABC de las bodas reales, será seguido punto por punto por la que será la nueva princesa de Hannover. O si, dada su profesión de diseñadora y su pertenencia a la generación Millennial, será la responsable de escribir las nuevas líneas que definirán el estilo de las novias princesa del futuro.