Cuando la decisión está tomada toca decidir el lugar, la fecha y encargar las invitaciones. Hasta ese día en que os ponéis a buscar ideas, no sereis realmente conscientes de la amplísima variedad de tipos de papel, tipografías, formatos y estilos de invitaciones que hay en el mercado e incluso las que podéis crear una a vuestro gusto.
Pero la invitación de boda no es sólo una tarjeta en la que se comunica el lugar, fecha y hora de la ceremonia, forma parte de un todo y debe ir en consonancia con lo demás: la estación del año elegida, el espacio de la celebración, la decoración, en definitiva, es un reflejo de vuestra personalidad y del mismo modo en que no haríais una boda que no va con vosotros, no podéis elegir una invitación que no os represente.
Antes de perderos en ese insondable mundo de la papelería, lo ideal es que os sentéis a trazar las líneas generales de lo que quereis: con o sin ilustración, tarjetón o díptico, papel, tipografía…, así llevaréis gran parte de la tarea hecha. A las invitaciones hay que dedicarles el tiempo necesario, pero debéis tener en cuenta que hay que entregarlas con suficiente antelación (al menos 2 o 3 meses antes de la boda) y que requieren un tiempo para su elaboración (unas 3 semanas), así que no es algo que se deba dejar para última hora.
Todo esto que parece un mar de dudas depende en gran medida de vuestra personalidad: si os caracteriza el romanticismo, si os gusta la sobriedad, sois amantes de la naturaleza o si os entusiasma todo lo ecológico, porque así será vuestra boda y así deben ser vuestras invitaciones.
Aunque vuestros gustos están por encima de todo lo demás, cuando se eligen invitaciones ilustradas, que en 2020 son absoluta tendencia, las tonalidades suelen estar acordes con las de la época del año en que se va a celebrar la boda, es decir, cálidos en primavera, vibrantes en pleno verano, apagados en otoño y fríos en invierno.
Si lo vuestro no es el color, siempre están las opciones clásicas del blanco y negro o jugar con gamas de grises y ocres.
Si hay una tendencia que parece ganar cada día más incondicionales es la de encargar una ilustración especial para vuestro día. Será protagonista de toda la papelería del evento, desde la invitación al menú. Quienes se dedican de manera profesional a realizar este tipo de ilustraciones os pueden ofrecer los motivos de un catálogo o hacer una ilustración especialmente para vuestra boda.
Un recurso especialmente romántico, y un regalo precioso para los invitados, es replicar un detalle particular que os guste especialmente del espacio elegido para la celebración.
Otra opción es usar una ilustración vuestra o hecha por alguien cercano y que tenga un significado especial. Esta ilustración se realiza en el anverso de la invitación, o en la portada si es un díptico, mientras el reverso sólo llevará escrita la información que acordéis, aunque otra posibilidad es adornar los márgenes con motivos florales o vegetales.
En cuanto a los sobres, con independencia de si os decidís por una invitación ilustrada o no, la moda es que vayan forrados, bien a juego con el motivo floral de la invitación, bien con dibujos geométricos o, para las parejas más sobrias, en un color liso que contraste.
Con el proceso de elección del tipo de papel llegaréis a pensar que estáis haciendo un máster en papelería. Está claro que terminaréis hablando con soltura de texturas, acabados, colores y tamaños, pero podéis aligerar el trabajo posterior si ya de entrada tenéis claras algunas ideas: gramaje (que suele ser 300 gramos para invitaciones de boda, aunque si lo queréis más grueso se puede utilizar la técnica de contracolado), color blanco, crudo o todas las demás fantasías, tarjetón o díptico, textura de papel lisa o rugosa, apariencia offset o estucada, terminación mate o satinada… Es decir, podéis discriminar entre los que os gusta y lo que no para llegar con más del cincuenta por ciento de la tarea hecha.
Pero en el papel no acaba la cosa, las técnicas de impresión también tienen su aquél: se puede recurrir al estamping si queréis algún motivo metalizado, a la técnica letterpress para un efecto bajorrelieve o al termorelieve si se busca el efecto contrario, es decir, que la letra sobresalga del papel. Existe una gran variedad de técnicas de impresión con las que conseguir cualquier tipo de fantasía, desde tintar la letra, a pintar los cantos de la invitación.
Si la elección del papel es un mundo, cuando os pongáis con la tipografía vais a descubrir un universo. En este asunto más que hablar de tendencias, aunque existen y se llevan las tipografías que simulan una letra hecha a mano, es determinante vuestro gusto ya que debe ser un tipo de letra acorde con el resto de la invitación y que sea un reflejo de vuestra personalidad.
Las tipografías de tipo Script imitan el trazo fluido de la escritura a mano, muy apropiadas para invitaciones clásicas y románticas, aunque está la opción de elegir estilos lineales (san serif) si lo que buscáis es una invitación más sobria. Otra posibilidad es recurrir al lettering que es una letra dibujada que parece caligrafía hecha a mano.
Existen unos básicos que no deben faltar en la invitación de boda: vuestros nombres, el día, el lugar y la hora. Son los datos mínimos para que nadie falte, pero a partir de aquí se abre un mundo de posibilidades.
Por un lado, hay que hablar de los respectivos progenitores, que en las invitaciones de hace unos años figuraban en un lugar privilegiado porque eran quienes invitaban y pagaban la boda. Hoy las cosas son muy distintas y no existe ningún protocolo que exija incluirlos en la invitación a menos que, efectivamente, sean quienes paguen la boda.
Por otra parte, hay que hablar del tono empleado, que puede ser más o menos formal dependiendo de cuánto boato se le quiera dar al gran día.
Una de las novedades que han incorporado la mayoría de las empresas que se dedican profesionalmente a realizar invitaciones de boda es la posibilidad de completar la invitación en papel con una invitación digital (exacta a la impresa) que podréis mandar por wasap. Una opción divertida que sorprenderá y encantará a todo el mundo.