Alerta, tendencia bridal para el invierno: ¡el leopardo se va de invitado de boda!
Si vas a por el total look busca prendas con este estampado que reversione la tendencia. No es difícil encontrar el print leopard en diferentes gamas de colores. Rojo, verde, azul... De esta manera se matiza el dibujo, se tiñe de colores más sutiles y el leopardo deja así su faceta más llamativa.
De quita y pon. Si te ves con la tendencia pero te puede llegar a resultar cansina, apuesta por una prenda de quita y pon. El abrigo de leopardo es la estrella de la temporada así que lo encontrarás en todas sus versiones. Largo y de pelo, tipo cazadora... Esta prenda, por lo general, le dará un punto rockero a tu estilismo aunque si buscas suavizar el efecto, apuesta por colores pastel como el de los abrigos de pelo de la marca londinense Shrimp.
Quítale años de encima. Y apuesta por la estética retro. La de los cincuenta es una década que le sienta genial al leopardo, con esas faldas de tubo o chaquetas con algún detalle en este estampado. Le darás importancia a la silueta convirtiendo el leopard print en el mejor aliado para conseguir un look sofisticado.
Sí a las medias tintas. Hay ocasiones en las que quedarse a medias con una tendencia es mala idea, sin embargo, con el leopardo no pasa. Si le tienes respeto al total look y no quieres caer en el exceso, apuesta por llevar algún accesorio con este estampado. Lo encontrarás en bolsos, zapatos, cinturones... El único secreto de estilo para que el resultado sea perfecto es combinarlo con prendas de colores sólidos, nada de estampados.
Amansa a la fiera. Y combínalo con prendas de corte naïf o romántico. De esta manera rebajarás el aspecto agresivo que este estampado puede dar a tu look. Combínalo con unas bailarinas, con otras prendas de colores pastel y de líneas recatadas. El efecto será sorprendentemente glamouroso y chic.
Rostro despejado. Si vas a por el total look y estás decidida a jugártelo todo al leopardo, apuesta por un look de belleza sutil y muy muy sofisticado. Pelo recogido, nada de joyería -o si acaso, muy sutil- y un maquillaje de noche pero sin pasarse: sí al labio rojo y al ojo ahumado pero en su versión más sutil.