El lugar elegido para el viaje de luna de miel, en el que tú y tu pareja vais a pasar los primeros días después de celebrar vuestro enlace debe ser especial. Especial porque lo recordaréis siempre, porque os tiene que parecer el lugar más alucinante del mundo y porque os tiene que hacer sentir maravillosamente bien.
Para unas parejas debe ser un lugar romántico, para otras un sitio donde se respire absoluta paz, hay quienes prefieren la vorágine urbanita y a quienes les gusta vivir en la naturaleza salvaje, también hay parejas que disfrutan compartiendo deportes, aunque hay otras que prefieren compartir horas de hamaca. Ver museos o ver neones, caminar por ruinas de piedra o por playas desiertas… Cada pareja es un mundo y todas tienen su lugar ideal para dar comienzo su vida en común. Estos son algunos de ellos.
Las islas Jónicas, el archipiélago griego situado en la costa noroccidental de la península, son uno de los destinos más románticos de Europa, donde además se puede disfrutar de fantásticas playas, de una maravillosa gastronomía y de lugares con un patrimonio histórico importante. Un todo en uno que incluye relax y visita cultural.
Se puede optar por pasar unos días es la capital, Argostoli, que cuenta con numerosos museos, rincones románticos como el puente de Drapano o el Faro de Agioi Theodoroi para ver una puesta de sol y un patrimonio arquitectónico heredado de diversas civilizaciones que han dejado una huella que perdura hasta hoy. Estaría bien guardar unos días para escaparse a cualquiera de sus playas y pueblos costeros como Fiskardo, una especie de aldea veneciana para relajarse y disfrutar de la arquitectura, la gastronomía y la naturaleza.
Si es la ciudad del amor, es la ciudad perfecta para una luna de miel. París es museos, moda y arquitectura, es un paseo por el Sena, sentarse en un café literario en Saint Germain des Prés, desayunar croissants, cenar queso con vino, visitar el muro de los te quiero de Montmartre y subir a la torre Eiffel para prometerse amor eterno. Es un lugar para caminar y perderse, porque todas las calles tienen algo que enamora. Y se convertirá en esa ciudad a la que querréis volver siempre.
Si vuestra vida es un no parar y la boda os ha dejado para el arrastre, lo ideal es elegir un destino en el que podáis descansar a lo grande. Las Maldivas son un país insular situado en el océano Índico formado por en 26 atolones y casi 1200 islas paradisíacas, muchas de ellas deshabitadas que se pueden visitar con guía. En muchas de las islas hay solo un resort, por lo que el entorno es bastante íntimo y privado. En las Islas Maldivas los planes incluyen, no llevar zapatos, tomar el sol y si te apetece ver corales, bucear para conocer el fondo marino.
Bora Bora es una pequeña isla situada en el Pacífico, al noroeste de Tahití y al sur de Hawaii, en la Polinesia Francesa es el lugar ideal para pasar una luna de miel paradisíaca. Esta bellísima isla está formada por un volcán inactivo rodeado por una laguna de aguas cristalinas y separada del mar por un arrecife de coral. En esta isla, además de relajarte al sol (con mucha protección solar) y admirar el impresionante paisaje, puedes nadar entre tiburones, subir al volcán Otemanu, disfrutar de la exótica gastronomía local y de los maravillosos masajes polinesios.
Tanzania es un país de África Oriental con extensas zonas de fauna salvaje perfectas para hacer un safari fotográfico, pero también tiene playas paradisíacas de arena blanca donde practicar submarinismo para ver los arrecifes de coral o avistar tortugas y delfines. Hay diversos parques nacionales, como el famosísimo Serengeti que es Patrimonio de la Humanidad y en él convive buena parte de la fauna y flora del país.
Namibia, al suroeste de África, es otro destino especial para amantes de la naturaleza. El Parque Natural de Etosha es uno de los Parques Nacionales más grandes del mundo, con cerca de 23 000 km2 de extensión, con llanuras y bosques que esconden manadas de animales salvajes en libertad: jirafas, leones, guepardos, elefantes y rinocerontes negros, leopardos o distintas especies de aves en su hábitat natural. Pero Namibia no es solo naturaleza, tiene mucha riqueza gastronómica y cultural con interesantes contrastes entre la infinidad del desierto y el máximo lujo.
Si a pesar de los líos que supone preparar una boda a ti y a tu pareja os va la marcha, nada como una escapada a Nueva York. La ciudad de los rascacielos nunca duerme, así que encontraréis planes para hacer a todas las horas del día. Además de comprar sin control, en Nueva York podéis visitar infinidad de galerías, exposiciones y museos como el MoMA, el Museo Metropolitano de Arte o el Guggenheim entre muchos otros, subir a la Estatua de la Libertad y al Empire State Building, disfrutar de un musical en Broadway, pasear de la mano por Central Park y por la quinta Avenida o dejaros deslumbrar por Times Square. Y si os pilla el domingo, no dudéis en iros de brunch, cuando volváis seguro que os apetece organizar uno en casa.
Si prefieres un destino europeo, Londres es otra ciudad única que os puede ofrecer un ambiente urbanita y cosmopolita. La parte cultural en Londres es casi inabarcable y, lo mejor, es que en muchos museos la entrada es libre: Museo Británico, Tate Modern, National Gallery o Victoria and Albert Museum entre muchos otros. Si os gustan las compras, en Londres vais a pasarlo bomba en zonas como Oxford Street, Covent Garden o Bond Street y paseando por los mercadillos de Portobello y Candem Town. Además, tenéis parques enormes para pasear y restaurantes de todas las nacionalidades para disfrutar de la gastronomía como si hubierais viajado por todo el mundo.