Después del ‘sí, quiero’, de la fiesta y el champán, el matrimonio se despide de todos, entre agradecimientos y risas, para por fin pasar unos días a solos. La luna de miel es uno de los viajes más importantes en la vida de una persona. No porque tenga más peso que cualquier otro viaje con tu pareja, si no porque es un respiro después del estrés que rodea a todas las bodas. Vayas donde vayas, son unos días para descansar, desconectar de la boda y relajarte. Por eso es fundamental que contrates un buen seguro de viaje, para asegurar que nada te altere durante esos días tan especiales.
Vais de luna de miel para desconectar, y cualquier imprevisto puede apartaros del tan ansiado descanso. Si te has encargado tú de preparar la boda, seguramente no hayas tenido mucho tiempo para planear el viaje, más allá de las fechas y el destino. Es normal, entre escoger el vestido de novia, las invitaciones, el menú… acabas agotada, sin tiempo para pensar en vuestro primer viaje. Por eso, cuantas más precauciones tomes, mejor. En Divinity te damos 5 razones para que te convenzas y contrates el seguro desde el minuto uno. ¡Allá van!
No hay ninguna duda de que organizar una boda es agotador, pero no siempre se piensa en lo cansado que puede ser coordinar una luna de miel. Es mucho más que comprar unos billetes de avión por internet: hay que escoger el destino, pensar las rutas, ojear hoteles y reservar o contratar los tours y las visitas a los sitios de interés. Eso sin contar con el estrés de los días previos a cualquier viaje, al que además tienes que sumarle los nervios de tu boda.
¿Recuerdas el grano que te salió el día de vuestra primera cita? Igual que las espinillas no entienden de momentos especiales, la salud no siempre nos acompaña cuando lo necesitamos. Virus, esguinces, una fiebre que no conseguimos parar… lo mejor que podemos hacer es contratar un seguro con asistencia médica para que, en caso de que lo necesitemos, podamos recurrir a profesionales, pruebas y medicamentos sin tener que desembolsar un dineral.
Hacer la maleta siempre produce algo de estrés, y si es en los días previos a la boda, aún más. ¿Qué tiempo va a hacer? ¿Cuántos bañadores son suficientes? ¡No me entra nada! Después de insultar a Marie Kondo en todos los idiomas que conocemos y dejar, con un poco de pena, tres o cuatros vestidos guardados en el armario, embarcamos con nuestra maleta organizadísima en el avión…y, para cuando llegamos a nuestro destino, el equipaje que tanto tiempo y sudor nos ha costado ha desparecido.
Si la aerolínea pierde tu maleta o alguien te la roba, la aseguradora se ocupa de cubrir tus necesidades básicas como indemnización, lo que incluye reponer la ropa, cosméticos y aparatos electrónicos a los que no tienes acceso.
Si tienes las ‘manos de mantequilla’, la responsabilidad civil es un punto que debe tener tu seguro de viaje. Esta cobertura es clave, ya que se encarga de cubrir aquellos deterioros en la propiedad de otros que realizamos de manera no intencional durante el viaje: desde rozar un coche al aparcar hasta romper el mueble de algún hotel. ¡Siempre es interesante tener esto cubierto!
A nadie le apetece adelantar su vuelta durante la luna de miel, pero mientras estamos allí pueden ocurrir muchas cosas que fuercen nuestro regreso. Eventos como la muerte de un familiar, pero también un accidente o enfermedad en el país de destino: en caso de que ocurra, será el seguro quien se encargue de reembolsarte los costes.
En definitiva, un seguro se encarga de cubrir todos esos detalles en los que no piensas hasta que no te queda más remedio. ¿Y acaso hay algo mejor que contar con alguien que te cubra las espaldas? Anticípate a cualquier problema y contrata un seguro para quedarte más tranquila. Nada te pillará de sorpresa.