Los desfiles de alta costura son cada temporada un despliegue de creatividad que supone el punto de partida al nacimiento de nuevas tendencias. Esto que sucede con el prêt-à-porter, ocurre también con la moda nupcial, pues en la alta costura sigue siendo costumbre culminar el desfile con un vestido de novia. Es la máxima representación de la delicadeza, del mimo profesional, de los tejidos exquisitos y la costura bien hecha, de la creatividad y en muchos casos del exceso, pero sobre todo de la exclusividad.
Un vestido de novia de alta costura es el sueño de muchas mujeres, aunque sólo sea apto para unas pocas elegidas, porque el término alta costura se refiere a prendas exclusivas, hechas a medida del cliente, con tejidos de calidad y por un reducido grupo de casas de moda seleccionadas por la Cámara de Comercio y de Industria de París. Es decir, no es sólo cómo se hace la prenda, es también quién la hace lo que determina la inclusión o exclusión de una prenda en la categoría de alta costura.
De esta exclusividad y buen hacer de los diseñadores de alta costura, que no ponen límites a la imaginación, surgen nuevas siluetas y, en el caso de la moda nupcial del verano 2020 las sugerencias van desde los evocadores vestidos de gasa de diosa griega de Dior, a los intrincados trabajos de encaje en forma de crisálida de Givenchy.
Desde que la casa Chanel ha vuelto a manos de una mujer, la austeridad ha vuelto a ser el sello distintivo de la casa. En esta colección, inspirada en los años que Coco Chanel pasó interna en el convento de Aubazine, los vestidos de novia se alejan de la opulencia para acercarse a los uniformes escolares e incluso a los vestidos de primera comunión, sin renunciar a tejidos como el tweed, los encajes o el tul.
Un vestido formado por varias capas de tul, de escote asimétrico, con detalles de trenzas en la cintura y el hombro y de clara inspiración griega es el máximo representante de un desfile de inspiración clásica en el que una mujer poderosa, que domina el mundo, es la protagonista absoluta.
Este vestido es un ejercicio de virtuosismo donde se superponen capas de tejido y de estilos, aunando el corsé clásico del bondage con la sobriedad y el recato de los cuellos orientales y con la delicadeza y el romanticismo del encaje blanco, el tul y las filas de botonaduras propias de los vestidos de novia.
Este vestido de corte circular inspirado en los caftanes representa la esencia de una colección donde la opulencia, el exotismo y la sensualidad fueron los elementos recurrentes. Piezas de grandes volúmenes, cortes estratégicos, volantes y asimetrías conforman la colección de alta costura del diseñador francés, que apostó por concentrarse en los cortes por encima del color.
El exceso y la teatralidad, en forma de collage, fueron el denominador común de la colección de alta costura de Victor & Rolf. Este vestido de novia de aire vintage elaborado con la técnica del patchwork, en el que se suman trozos de tejidos brocados y encajes de diferentes tonos y tipos, es la demostración de cómo un trabajo artesanal y una técnica humilde se pueden transformar en alta costura.
México es claramente la referencia de una colección de alta costura en la que el dorado y los bordados se erigen en los auténticos protagonistas. Incrustaciones, flores, perlas, filigranas barrocas, rosetas, lazos, cinturas ajustadas y profundos escotes crean una carga visual opulenta que tiene su máxima expresión en este vestido de novia rematados por grandes joyas y un tocado de estilo peineta que proporciona un efecto óptico piramidal a la silueta.
Una colección poética, con claras referencias a los jardines ingleses e inspirada en los archivos de la casa, presenta una novia vestida de encaje de pies a cabeza con motivos florales. El detalle que marca la diferencia es el enorme sombrero que, a modo de dosel, convierte a la novia en una especie de crisálida dispuesta a experimentar la metamorfosis.