Del affaire entre Bárbara Rey y Juan Carlos de Borbón se lleva hablando, como bien asume la vedette, "desde hace 200 años". Al principio, de forma más velada. Con el tiempo, sobre todo desde que el monarca dejó de ser el protegido de los medios de comunicación, se fueron escribiendo "reportajes y libros" y "fue saliendo gente en televisión y radio poniendo de su cosecha lo que les daba la gana". Pero ella, la coprotagonista de esta historia, siempre se negó a reconocerlo con nombres y apellidos.
Un silencio que ha decidido romper ahora, cuando media España está recapitulando su vida a través de una serie que repasa su convulso matrimonio con Ángel Cristo (y sí, también el final de su relación con el emérito). A través de un extenso reportaje para Vanity Fair, Bárbara admite haber "querido mucho" al padre de nuestro actual rey. También asume que esto no siempre fue recíproco ("Hay que reconocer que su posición, ser quien era... Iba por temporadas. A mí no me gusta ofender a nadie, ¿me entiendes? Pero vamos, yo creo que él a mí en un momento me tuvo mucho cariño. Si me quiso o no... Yo creo que en una temporada grande, sí. Pero claro, yo sabía que no podía aspirar a otra cosa"). Y reconoce que esta dinámica estaba dentro de un "pacto" que ambos acordaron "desde el principio": "Él tenía su vida, yo tenía la mía. Sabíamos que no podía haber otra cosa".
En esta entrevista para Paloma Rando, Rey también aprovecha para dibujar una cronología de su comentadísima historia con don Juan Carlos. Casi de la misma forma en la que Felipe VI se fijó en la por entonces presentadora de informativos Letizia Ortiz, su padre también se "prendó" de su amante viéndola por televisión. Bárbara quiere que quede claro que no fue Adolfo Suárez quien les puso en contacto, que fue el propio rey quien "se presentó él mismo". Y aunque no puede "desvelar" el contexto, sí cuenta que "estaba emocionada, asustada, no tengo ni siquiera palabras para definirlo" cuando le tuvo cara a cara por primera vez.
Sus encuentros fortuitos, con mayor o menor grado de intensidad, se mantuvieron constantes hasta que Ángel Cristo llegó a su vida en los ochenta. Para entonces, la íntima amiga de Chelo García Cortés ya había pisado en varias ocasiones el Palacio de la Zarzuela, como ha contado a Sonsoles Ónega en otra entrevista. Y de pronto, de forma abrupta, el inicio de la relación con el domador implicó el final de la que tenía con el rey.
Insistente en dejar claro que estando con su marido no se volvieron a ver "personalmente" ("Se ha comentado muchísimo que tuvimos una relación intermitente hasta mediados de los noventa y es incierto. Yo en una ocasión, hablando por teléfono en la televisión, dije que le había dado cariño 19 años, pero me equivoqué. Lo que yo quería decir es que era una persona que yo conocía desde hacía 19 años"), Bárbara sí ha compartido con los compañeros de Vanity Fair que el contacto seguía existiendo mientras convivía con el padre de sus hijos Sofía y Ángel.
Una vez divorciada, a partir de 1990, retomaron lo que habían dejado sin cerrar una década antes y estuvieron cuatro años más. Y fue en esta segunda etapa donde vinieron los problemas de verdad. En los últimos años se ha hablado de "chantajes", hemos escuchado "grabaciones" al rey Juan Carlos y se ha puesto sobre la mesa la supuesta contratación de Bárbara por parte de varias televisiones públicas para mantenerla en silencio. Sobre esto, quizá la parte más peliaguda de su affaire con el emérito, Bárbara Rey ha sido tajante:
"No voy a hablar de ese tema. Lo que sí te puedo decir es que no he estado en La tienda del espía. Todo eso es mentira. A mí que no me vengan con un recibo que lo puedes haber hecho tú ayer, ¿me entiendes? No paran de mentir y de decir barbaridades, como que me han dado 600 millones de las arcas públicas. Yo he tenido una cantidad de problemas, de echarme en cara eso montones de personas, que no te lo puedes imaginar. ¿Cómo que yo he vivido del dinero público? ¡Por favor! ¡Eso es tremendamente fuerte! ¡Tremendamente fuerte!"
Sus cuestionados trabajos para RTVE o Canal Nou fueron pagados, "lógicamente", con dinero público. "No iba a trabajar gratis", apunta. Y lo de que se produjeron llamadas de las altas esferas para que la contrataran, "a lo mejor es que antes las hubo para que no me contrataran (por parte del entorno del jefe del Estado, apunta), y llega un momento que cuando no te contratan en un sitio, y en otro, te cansas". Por último, sobre sus presuntos chantajes, Bárbara Rey también los desmiente, pero advierte: "Explicarlo sería muy largo. Lo haré, pero cuando yo lo crea conveniente".