Unidas en lo bueno y lo malo: recordamos la estrecha relación de la reina Sofía y su madre, Federica de Grecia
Federica de Grecia siempre fue un gran apoyo para su hija, en los buenos momentos y en los malos
Ella fue decisiva a la hora de concretar el matrimonio de Sofía y Juan Carlos
¿Por qué Doña Sofía es considerada la última reina de sangre azul?
La madre de la reina Sofía fue una gran influencia para su hija, estuvo a su lado en los buenos momentos y también en los malos, la formó en su papel como reina y también le aconsejó cuando consideró necesario, la familia era para ella muy importante.
Tenían caracteres muy diferentes, Sofía se parecía más a su padre, a quien Pilar Urbano en su libro ‘La Reina’ define como “un hombre templado, mesurado, más apacible y sereno que la reina Federica, que era más dinámica y más activa”.
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Su inesperada muerte fue un duro golpe para Sofía, Federica fallecía durante una operación de cirugía estética a causa de un infarto cuando tenía solo 63 años. En ese momento Sofía se encontraba de vacaciones en Baqueira y en cuanto recibió la noticia acudió a su lado.
La relación de la reina Sofía y su madre, Federica de Grecia
Federica de Hannover fue la única mujer de cinco hermanos, educada en la manera de pensar germánica, esto fue lo que transmitió a sus hijos, que nacieron fruto de su matrimonio con su tío, Pablo de Grecia, quien había sido el gran amor de su infancia y su adolescencia. Su relación se formalizó cuando Federica cumplió 20 años, antes de celebrar su 30 cumpleaños se convirtió en Reina.
No fue una monarca que se dedicara solo a labores benéficas, ella tuvo un papel conforme a su propia forma de ser, activo, inquieto y apasionado, hizo política de Estado, de hecho en muchas ocasiones se le acusó de entrometerse durante el reinado de su marido, también durante el de su hijo, el rey Constantino, fallecido en enero de 2023.
Federica también fue decisiva a la hora de conseguir que su hija pudiera pasar más tiempo junto al que después se convertiría en su marido. Juan Carlos de Borbón no era la primera opción de la reina griega, este había sido Harald de Noruega, con quien se rumoreaba que Sofía podría comprometerse. No fue así, él escogió casarse con una plebeya, Sonia Haraldsen.
Sí funcionó con Juan Carlos, la pareja se comprometía en 1961 de una manera muy poco habitual, contaba la Reina que Juan Carlos le lanzó la caja del anillo a la vez que le decía, “Sofí, cógelo”. Se habían conocido en el crucero del Agamenón organizado por Federica para reunir a los jóvenes royal, pero no se habían prestado demasiada atención, sería cinco años después, en la boda de los duques de Kent, cuando surgió la chispa.
Federica fue clave en la formación de su hija como Reina, fue ella quien le enseñó desde pequeña la importancia de la solidaridad, de vivir para los demás, pero también de otras cosas prácticas en el día a día, como a saludar, mirando a cada persona a la cara. Sofía también siguió dos consejos que le dio su madre, estrechar su relación con Franco y no hacerse enemigos, aunque le hubieran hecho daño.
También se dice que fue su madre quien, tras descubrir Sofía a su marido siendo infiel, le obligó a abandonar la India, donde viajó para estar con su madre, y regresar a su casa, para acallar los rumores. “A una reina su marido nunca la engaña”, le dijo, también le quitó de la cabeza la idea del divorcio.