Momentos convulsos los que atraviesa la casa real británica. Desde hace meses, la salud de dos de sus miembros han puesto a la familia real inglesa en el epicentro del huracán mediático. Tanto el rey Carlos III como la princesa de Gales, Kate Middleton, padecen cáncer, aunque no se hayan dado detalles con respecto a su tipología o los órganos que se pueden ver afectados. Ambos se encuentran en tratamiento actualmente, y evolucionan favorablemente según las informaciones oficiales pero, en las últimas horas, se han seguido las especulaciones respecto a un posible empeoramiento en la salud del monarca. Finalmente, estas han sido resueltas por la propia casa real.
El Palacio de Buckingham ha difundido un comunicado a los medios de comunicación que resuelve las últimas dudas con respecto al estado del rey, de quien se había dicho que habría sufrido un importante deterioro, extendiéndose incluso los rumores sobre un "funeral inminente", de acuerdo a algunos medio internacionales. El texto difundido por la casa real británica zanja todas estas habladurías y anuncia oficialmente que Carlos III retomará sus compromisos y su agenda pública "en breve" tras un tiempo de "tratamiento y recuperación".
El regreso del hijo de Isabel II a la vida pública es prácticamente inmediato. El rey y la reina consorte, Camila, que ha estado cubriendo a su marido en algunos eventos durante su convalecencia desde que en febrero se confirmase su diagnóstico, acudirán a un centro de tratamiento de cáncer el próximo martes 30 de abril, para encontrarse con médicos especialistas y pacientes. Será, según la nota de Buckingham, el primero de los distintos compromisos que atenderá en las próximas semanas, y que incluirá la recepción de los emperadores de Japón durante su visita el próximo mes de junio.
El comunicado oficial finaliza con un mensaje de agradecimiento por parte de Carlos y Camila. En poco más de una semana, se cumplirá el primer aniversario de su coronación. Y la pareja real ha querido agradecer "profundamente" las muchas atenciones y buenos deseos que han recibido "de todas partes del mundo" a lo largo de las alegrías, pero también "los retos del último año", concluye el texto.
Lo cierto es que no ha sido una temporada fácil para los Windsor. Si Isabel II se refería a 1992 como su 'annus horribilis', los últimos meses han hecho recordar sus palabras. Principalmente, debido al hecho de que dos de los miembros principales hayan sido diagnosticados de cáncer. A ello se ha sumado, además, la importante crisis de imagen generada desde el mes de enero, relacionada con la falta de información respecto del estado y la situación de Kate Middleton tras la intervención abdominal que se le practicó entonces.
A esto se han sumado otras subtramas que han quedado relegadas a un segundo plano ahora, pero que han generado muchos quebraderos de cabeza el pasado año. Entre ellas, la tensa relación con el príncipe Harry y Meghan Markle tras su salida de la casa real, o la asociación del príncipe Andrés, hermano del rey, con el millonario Jeffrey Epstein, condenado por pedofilia.