El próximo día 11 se cumplirán dos meses desde que la princesa Leonor se embarcó en el bergantín goleta Juan Sebastián Elcano. En el mes de enero, los reyes se despidieron de ella, en Cádiz, visiblemente emocionados, sabiendo que pasarían seis meses hasta que pudieran volver a repetir ese abrazo. Y todo está cumpliéndose según lo estipulado. Son ya tres los puertos donde ha atracado el Elcano tras partir de la capital gaditana, el último Montevideo, donde llegaba ayer y donde, curiosamente, días antes también estuvo su padre. Estas semana de dura travesía, como muchas jornadas en alta mar parecen haber pasado factura para la princesa, que ya lució algún cardenal en algunas fotos en la cubierta del navío.
Han sido dos semanas de travesía desde que el barco abandonara su comentada parada en Brasil, donde se pudo ver a Leonor disfrutar del precarnaval junto a sus compañeros en Salvador de Bahía. Ayer, miércoles 5 de marzo, llegaban a Montevideo, tal y como estaba previsto y, como es tradición, los guardiamarinas saludaban desde la cubierta del barco, ataviados con el uniforme de verano y alzando con una mano el complemento que cubre sus cabezas. Durante estos momentos, se pudo apreciar en la heredera un semblante algo más serio en comparación con las otras llegadas del barco a tierra firme. Y ahora se ha conocido el posible motivo.
La primogénita de los reyes ha tenido que adaptarse en tiempo récord a la vida en alta mar, algo que nada tiene que ver con las comodidades de palacio, ni siquiera con su estancia en las academias militares por las que ya ha pasado -Zaragoza, de tierra, y Marín, naval-. Y parece ser que esto ha tenido consecuencias en la hermana de la infanta Sofía. Según ha relatado Alejandro Pérez, jefe de Relaciones Públicas de la Armada Nacional de Uruguay y tal y como recoge 'El cierre digital', la princesa Leonor habría experimentado "problemas de adaptación al entorno marítimo" que habrían complicado su travesía. En el citado medio se señala, además, que no sería la primera vez que los sufre.
Según cuenta el responsable de la Armada uruguaya, las complicaciones que está teniendo la princesa son comunes entre las personas que no están acostumbradas a hacer vida en el mar y ha tratado de restarle importancia, puesto que no es motivo de preocupación: "Ha tenido problemas de adaptación con el tema del viaje. Está teniendo dificultades significativas relacionadas con los mareos típicos de la vida en alta mar y náuseas que está experimentando". Este malestar se conoce como cinetosis y no solo se sufre en alta mar, sino que algunas personas también lo experimentan cuando viajan por tierra, ya sea en coche o en tren. También es posible que se manifiesten episodios del mismo durante los vuelos y todos ellos se deben a los movimientos durante la travesía.
Este malestar también es conocido como 'mareo del viajero'. Según la Universidad de Navarra se produce por la estimulación excesiva del aparato vestibular debida al movimiento. El cerebro siente el movimiento a través de las señales provenientes del oído interno, los ojos, los músculos y las articulaciones. Cuando recibe señales que no coinciden, puede surgir el mareo por movimiento. Por ejemplo, dentro de un barco, el oído interno percibe el movimiento, pero los ojos no pueden indicar que se está moviendo. Los síntomas que se pueden dar van desde los mareos y los vómitos, hasta dolores de cabeza, la sudoración excesiva y malestar general.
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